Una vez más, los usuarios sufrimos un incremento en el recibo de la luz. En esta ocasión es de un 3,2%; ya hemos tenido importantes alzas en los últimos años y, me temo, que esta no será la última en un breve plazo.
Cuando hablamos de energía eléctrica, deberíamos distinguir entre la energía barata (la producida mediante centrales térmicas y nucleares) y la energía cara (la eólica, solar, geotérmicas, etc.). Esta última es la que se denomina renovable que para mi es sinónimo de cara.
En España se está realizando una importante inversión en energía renovable, lo que nos lleva a encarecer de forma muy notable el costo de la que consumimos. Esto tiene una consecuencia beneficiosa de contaminar menos y no agotar los recursos naturales; pero tiene otra consecuencia desfavorable, que es muy cara y, sobre todo la eólica, un efecto paisajístico desastroso.
Con las productoras de energía que tenemos, no es suficiente para alimentar a todo el País, especialmente en momentos de picos de consumo, por lo que tenemos que recurrir a la importación de energía, sobre todo de Francia, quienes obtienen energía barata. En España tenemos la energía más cara de Europa, después de Chipre y Malta; ello se debe en gran parte a esta atención que prestamos a las renovables.
Por tanto hemos de considerar si seguir los argumentos de los ecologistas para utilizar esa energía que ellos promueven, o bien prestar más atención a la energía barata y pagar menos en el recibo de la luz.
Pablo D. Escolar