Sr. Director:

 

Últimamente nos da por quejarnos de todo. Por gritar ante injusticias que "claman al cielo", o al Gobierno, o al presidente de la escalera.

La cuestión es quejarse y no mover un dedo ni poner ni un euro para arreglar nada, porque bastante tengo con lo mío, y aquello de lo que me quejo no me importa lo suficiente como para dedicarle tiempo. Que alguien lo arregle. Y dale, que se enteren: que si manifiestos, recogida de firmas, declaraciones destempladas en los medios de comunicación, gritos. Siempre con un gesto duro: ¿Pero cómo es posible tamaña barbaridad? ¿Dónde se habrá visto semejante chapuza?

Y así, de queja en queja y de bronca en bronca vamos construyendo la sociedad del lamento y la indignación, de la insolidaridad y desprecio de los demás, de quienes sí trabajan en este o aquel asunto, con sus circunstancias, razones y medios, los que tienen. Menos quejas y más iniciativa y compromiso para sacar las cosas adelante.

Enric Badia

enricbadia23@hotmail.com