En el acto electoral del pasado domingo en Viladecans (Barcelona) en el que estuvo presente el señor Zapatero dijo con firmeza, tono agresivo y revanchista que no hará las leyes que quiere el Papa, sino las que quieren los ciudadanos.
¿Cuándo le ha dicho el Papa a Zapatero las leyes que tiene que hacer? ¿Cómo puede atreverse un Presidente del Gobierno a insinuar que el Papa quiere legislar en España?
El Papa tiene no ya el derecho sino la obligación de recordar ciertas verdades que pueden no gozar del beneplácito de quienes quisieran ser los únicos con derecho a defender sus principios, sus ideas morales y sus dogmas políticos, y lo ha hecho con la claridad, la rotundidad y la sutileza que caracteriza el conjunto de sus intervenciones públicas. Y como cabeza visible de la Iglesia ha venido a anunciarnos el único mensaje de Cristo, fundador de la única Iglesia que cimienta nuestra fe. Aunque habrá que recordar una vez más al Jefe del Ejecutivo, lo que conoce bien, pero oculta cada vez que realiza estas graves insinuaciones: que la fe se propone, no se impone.
Habría pues, que preguntarle entonces a Zapatero que qué es lo que ha hecho hasta ahora, porque las leyes más sectarias y radicales que el Ejecutivo socialista ha sacado adelante en estos seis últimos años, han sido aprobadas sin que hubiera demanda social, dividiendo en lugar de aunando, e incluso alguna sin que estuviera recogida en su programa electoral.
Por tanto queda claro que es el Gobierno español el que nos está imponiendo una serie de leyes.
María Muñoz