Hace dos años, la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) se comprometió a elaborar sus propios informes de precios de banda ancha para tratar de aclarar el maremágnum de estudios diferentes sobre el asunto que venían presentando, cada cierto tiempo, organismos como la OCDE, la UE o las consultoras del sector.
El informe de la CMT, de periodicidad semestral, nació para comparar las ofertas de banda ancha en el mercado español, y, las mejores de ellas en cada velocidad, con sus homólogas europeas. Sin embargo, cuatro semestres después, el informe del regulador se revela como insuficiente para retratar un mercado tan cambiante y dinámico, y con tantos matices.
La falta de medios hizo imposible la elaboración interna del estudio dentro de la propia Comisión, y esa misma falta de medios fue la responsable de que se encargara el estudio a una consultora pequeña que no tiene la capacidad de recopilar, estudiar y comparar todos los datos que serían deseables.
En primer lugar, y como la propia CMT reconoce, no se toman en cuenta las ofertas ni promociones vigentes, lo que podría valer en otros mercados, pero no vale en el español, donde los precios oficiales no se pagan prácticamente nunca. Y menos, en las actuales circunstancias económicas, donde los operadores se están esforzando más que nunca para ajustar sus precios para captar clientes nuevos y fidelizar a los que tienen.
Otra lastra importante del informe de la CMT es que no tenga en cuenta la banda ancha móvil, una forma de conexión cada vez más popular y en crecimiento, que es ya imprescindible para obtener la foto completa del mercado.
Por otro lado, para llegar a afirmaciones concluyentes, el informe debería tomar en consideración la totalidad de las ofertas de los diferentes operadores y mercados y no sólo una muestra, en especial en lo que toca a las ofertas de los operadores históricos europeos. En las comparativas de ofertas empaquetadas de las velocidades más bajas, el número de operadores y mercados que recoge el informe de la CMT es de 5, en un total de 27 mercados, menos del 25%. La falta de representatividad de la muestra es patente.
Incluso en los operadores que sí se comparan, las ofertas no son idénticas. Ni las tarifas planas de voz son siempre iguales (ilimitadas, sin horarios, STB o VoIP...), ni las conexiones de banda ancha presentan siempre los mismos parámetros de calidad. Por poner un ejemplo, la tarifa plana para llamadas en Reino Unido o Italia se circunscribe al horario reducido, y, por tanto, es más barata.
Y se trata, en todo caso, de una comparativa que no incorpora otros aspectos importantes para que el cliente elija una u otra oferta, como la calidad del servicio, la cobertura, la correspondencia entre la velocidad publicitada y la velocidad real. Un aspecto, por cierto, en el que España ocupa el primer lugar en los rankings europeos. Un cero para la CMT y su presidente el señor Reinaldo.