Forum Libertas (www.forumlibertas.com) ha publicado este interesante documento sobre la unidad de acción de los católicos en la vida pública, asignatura eternamente pendiente en España. El promotor de Forum Libertas y de E-Cristians, Josep Miró i Ardevol, intenta coordinar un espacio social donde ningún católico se sienta a disgusto, y desde el que poder influir en la vida pública. Ese empeño camina hacia delante, aunque un poco lentamente. Por el momento, Forum Libertas acaba de hacer público éste documento que, por su interés, reproducimos a continuación.

Avanzar hacia la unidad de acción y de propósito

Existe una notable contradicción entre las ganas crecientes que los católicos manifiestan de pronunciarse, movilizarse y actuar y la debilidad organizativa y actuante del asociacionismo católico, tanto el de naturaleza explícitamente confesional como aquel otro que asume los valores cristianos pero lo traduce en términos aconfesionales, porque entiende que pueden ser compartidos por más gente, como sucede, por ejemplo, con muchas organizaciones orientadas a la familia o a la defensa de la vida, por situar dos referencias importantes.

Aquella contradicción sólo puede superarse por el método de la unidad de propósito y acción. Unidad de propósito significa crear marcos organizativos permanentes, cada vez mejor estructurados y con más medios donde puedan elaborarse enfoques, criterios, prioridades y objetivos comunes a los que después cada cual, desde su asociación y sin pérdida de su especificidad y carisma, contribuye a difundir o alcanzar. La unidad de acción es consecuencia de la unidad de criterio. Significa actuar juntos sobre objetivos previamente debatidos y acordados. Compartir la experiencia de la acción es esencial para el pueblo católico después del desentreno de tantos y tantos años de esperar que fueran las instituciones las que resolvieran cuestiones que, en realidad, les atañen directamente y que, por consiguiente, directamente han de afrontar.

Poco a poco, esta unidad de propósito y acción ha empezado a moverse. Es un excelente síntoma la colaboración generalizada en iniciativas como la del Foro de la Familia o la de la CONCAPA (padres católicos españoles) y la clase de Religión. Y será un hecho que empezará a cambiar el escenario cuando se concrete el gran pacto que cerca de un centenar de organizaciones confesionales y no confesionales están preparando. El principal obstáculo a la unidad de acción sólo puede ser una idea malentendida del servicio a la Iglesia y a la sociedad española. Nadie es tan grande y tan importante como para poder decir nosotros no jugamos, ni tan pequeño como para que no se le tenga en cuenta.

Las organizaciones mayores, por mucha dimensión que tengan, no consiguen por sí solas frenar ni transformar el vendaval que azota a la sociedad española, promovido por el Gobierno y el laicismo de la exclusión religiosa. Nadie por sí solo es lo suficientemente fuerte. Ésta es una razón definitiva. Y por esta misma causa, nadie resulta tan pequeño como para que no se le tenga en cuenta. Se necesitan a todos; todos nos necesitamos, porque lo que ahora importa es empezar a ganar.

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