Segundo remake realizado (el primero se tituló La invasión de los ultracuerpos) del clásico La invasión de los ladrones de cuerpos, de Don Siegel (1956).

Nicole Kidman encarna a una sagaz psiquiatra que empieza a percatarse de que algo se esconde tras una misteriosa epidemia que cambia el comportamiento de las personas. Cuando descubre que el origen del mal es extraterrestre, su vida, y la de su hijo, correrán un serio peligro.

Al parecer, la primera versión presentada por el cineasta Oliver Hirschbiegel no gustó demasiado a los responsables de los estudios Warner y sobre la marcha contrataron a otros guionistas que incorporaron nuevas secuencias. Esa puede ser la causa de un montaje enloquecido, por no decir disparatado, y un guión mal ensamblado que no acaba de decantarse por un género definitivo (la última parte del film cuenta con una persecución propia de cine de acción fuera de todo control y lógica). Si a esto unimos  una Nicole Kidman inexpresiva tras haber pasado por el quirófano (la lucha por la eterna juventud tiene su lado negativo) el resultado es una película fallida cuyo mayor logro es su breve duración (99 minutos). No aburre pero tampoco engancha.

En resumen,  esperábamos más del director Olivier Hirschbiegel (responsable de El hundimiento).