Cuando se emplea la expresión "la banalidad del mal" pocos conocen que ese concepto fue acuñado por la filósofa judía Hannah Arendt en su libro Eichman en Jerusalen, tras asistir Hannah al juicio que se siguió contra este nazi por genoicidio a comienzos de los años 60.
La película de la veterana directora Margarethe Von Trotta resulta muy interesante porque pocas veces vemos en la gran pantalla un filme sobre razonamientos filosóficos, entre ellos sobre el conflicto entre deber y justicia. Además, este profundo largometraje aprovecha para retratar a Arendt como una mujer apasionada en su vida profesional y personal, en su etapa como docente en Estados Unidos, país que la acogió tras la subida del nazismo en Alemania.
No obstante, y como se imaginarán, Hannah Arendt va dirigida a un público minoritario y con un nivel cultural alto que sepa perfectamente encuadrar a este personaje histórico y a otros contemporáneos suyos como su mentor y amante, el controvertido filósofo alemán Martin Heidegger.
Esta película obtuvo la Espiga de Plata en la última Seminci.
Para: Conocedores de la filosofía y de la Historia de Alemania. Imprescindible para un debate sobre los responsables del Holocausto