Los tres canales privados en abierto, así como Sogecable, se niegan a reducir la telebasura y a cumplir los horarios infantiles. El Gobierno se queja de la chulería de A-3 TV y Tele 5. Para Carlotti y Vasile, si los niños ven lo que no deben ver es responsabilidad de los padres. Carlotti asegura que la moral es subjetiva. El Gobierno Zapatero pretende, sin éxito por el momento, que los anunciantes no financien los programas basura.
Destacados miembros del Gobierno Zapatero acusan a Antena 3 TV (Grupo Planeta, Bertelsmann y SCH) y a Tele 5 (Berlusconi y Vocento) de chulería en las conversaciones para autorregularse y reducir la televisión basura, especialmente en horario infantil. Fuentes gubernamentales confirman a Hispanidad que la actitud del consejero delegado de A-3 TV, Maurizio Carlotti (más conocido por su apodo de Napo, porque su estilo de mando se parece al de Napoleón Bonaparte), les resulta arrogante y chulesca. En este sentido, el pasado jueves 25 Carlotti afirmó que la moral es subjetiva, como semanas atrás dejó caer que la telebasura es un concepto metafísico.
Paolo Vasile, el primer ejecutivo de Tele 5, el hombre de Berlusconi en España, no es, para el Gobierno, menos arrogante que Carlotti, aunque sus modales son más refinados. Eso sí, el efecto es el mismo : tanto A-3 TV como Tele 5 se niegan a autorregularse. Días atrás, el canal de Berlusconi explicó ante un grupo de periodistas especializados que si los niños veían en televisión lo que no debían era responsabilidad de sus padres, no de los emisores. Asimismo, reducían al mínimo el horario infantil. Por ejemplo, buena parte de la llamada telemierda se emite en horario vespertino, pero los hombres de Berlusconi no están dispuestos a considerarlo horario infantil.
Tampoco Sogecable, del Grupo Polanco, ha sido receptivo a los deseos del Gobierno. Y eso que los dos primeros, Vasile y Carlotti, acusan al Gobierno de preparar la concesión a Polanco de un canal de televisión en abierto (el propio Canal ), objetivo número uno del editor más poderoso de España. Polanco considera que, por ejemplo, la pornografía es parte fundamental de su plataforma de televisión digital, de Canal y, ahora, de su nuevo sueño, la red de emisoras de televisión local, Localia, que emite el Canal Play Boy, porno duro, todos los días. Según Polanco, la pornografía ha resultado un éxito y ha elevado la mortecina audiencia de Localia.
En paralelo, desde Moncloa se intenta presionar a los grandes anunciantes para que no inviertan en este tipo de programas. Sin mucho éxito, porque la respuesta de los primeros consultados -entre los que se cuenta un banco, dos compañías energéticas y unos grandes almacenes- no ha sido la esperada: los departamentos de marketing se imponen aquí a los de reputación corporativa, y uno de los consultados llegó a afirmar que el dinero de los seguidores de Crónicas Marcianas es tan de curso legal como el de los seguidores de dibujos animados.
Al final, todos recuerdan las palabras de Rodríguez Zapatero, en las que planteó una sencilla alternativa: o las televisiones se autorregulan o el Gobierno regulará unilateralmente, al menos en defensa de la infancia.
Lo cierto es que las normas europeas sobre protección de la infancia no se cumplen en televisión, de la misma que no se cumplen los límites publicitarios y el derecho de rectificación.
Tampoco obtiene éxitos el Gobierno Zapatero con los anunciantes. Se ha dirigido a anunciantes concretos y asociaciones empresariales y de reputación corporativa, pero se ha topado con una curiosa insensibilidad. La filosofía, o antifilosofía dominante, consiste en hablar de marketing, no de ética, y en repetir la misma idea de Carlotti: La moral es subjetiva.