La corrupta serie "Gran Hermano" vuelve con una audiencia de 3.228.000 espectadores y una cuota de pantalla del 24,6% de acuerdo con el ranking del semanario Teleprograma del 27 de octubre al 2 de noviembre.
Auténtica basura, mediocridad, traiciones, mentiras, engaños, sexo, vocabulario soez, tacos. Es tan desagradable el concurso que produce en el espectador una cierta ansiedad al visionar la bajeza a la se someten los concursantes.
"Reality Show" en el que 16 concursantes encerrados en una casa deben superar algunas pruebas, las votaciones de sus compañeros y las del público para conseguir ganar el concurso. La controvertida Mercedes Milá ha vuelto una vez más al programa que la rescató del olvido y conduce, con carácter "periodístico", la nueva edición de "Gran Hermano". A sus 63 años, Mercedes Milá, asegura ser una ardua tarea el intentar mantener el nivel de las ediciones anteriores. "Las cosas están complicadas y después de 15 ediciones es casi imposible mantener el mismo nivel", manifestó la presentadora.
Será en esa casa de Guadalix de la Sierra donde los dieciséis concursantes optarán al premio final de los 300.000 euros. Han sido elegidos de un casting al que llegaron a presentarse hasta 60.000 personas. Más de 75 cámaras seguirán las evoluciones de los diversos concursantes.
Una de las novedades de este nuevo "Gran Hermano" es entrar en pareja, Mercedes Milá no se ha querido complicar la vida y ha entrado en la casa de Guadalix junto a una cabra que responde al nombre de Rubia. En este "Reality Show" se saquea la intimidad de unos cuantos jóvenes que venden una parte de sus vidas al mejor postor. Todas las inhibiciones han quedado pulverizadas: por unos miles de euros, estos jóvenes, empujados por Telecinco y la productora Zeppelin, exhiben todo lo que dé de sí su elegido cautiverio. Los concursantes son personas a las que, privadas de su dignidad, se han convertido en una simple mercancía.
Clemente Ferrerclementeferrerrosello@gmail.com