Quien evita la tentación del uso de información privilegiada, evita el pecado de comprar y vender acciones para forrarse violentamente jugando con ventaja. Eso han debido de pensar los gestores de la General Motors, la segunda compañía de automoción del mundo, después de Toyota, que atraviesa una dura crisis.
El mercado espera con fruición que la compañía ofrezca la lista de los directivos o técnicos que están afectados por la nueva norma.