Honorato López Isla no ha querido seguir en Unión Fenosa. Ha preferido cobrar su indemnización (15 millones de euros por todos los conceptos más opciones sobre acciones) y marcharse. Es más, el vendedor de Fenosa, Florentino Pérez, hizo todo lo posible para que Honorato permaneciera en Fenosa, porque aún soñaba -nunca ha dejado de hacerlo- con una megafusión Fenosa-Gas Natural-Iberdrola.
No fue posible, porque, a la postre, Florentino es socio de La Caixa, pero no su jefe. Entonces vino la segunda opción: el presidente de ACS, Florentino Pérez, ha convencido a López Isla para que, una vez abandone la Vicepresidencia de Unión Fenosa, tras las juntas de junio, se incorpore a ACS como asesor.
¿Asesor para qué? Pues para el asalto a Iberdrola, naturalmente. Ojo, no estaría bien que un ex consejero delegado salga hacia otra empresa con intereses en la competencia eléctrica, pero nadie puede negarle el papel de aconsejador. Es más, si finalmente Pérez consigue su sueño de entrada en el Consejo de Iberdrola -lo cual dudo, porque entonces Galán precipitaría el final- el representante de ACS no sería Honorato sino Pedro López Jiménez, que ya ha presidido Endesa y Fenosa o Chitín del Valle.
Que Pérez contrata a Honorato como asesor con Iberdrola demuestra dos cosas: su escasa confianza en su socio Pedro López Jiménez. Además, hay que recordar las palabras pronunciadas por el propio Pérez: Si a mí me hubiera hecho Pedro las humillaciones a las que ha sometido a Honorato, me marcho.
En cualquier caso, se trata de meterle presión a Galán. No nos engañemos: Pérez no tiene dinero para comprar Iberdrola y sabe que, aunque no obtenga un 20%, Galán le negará la entrada en el Consejo. Su única opción, como ya hemos explicado, consiste en llamar en su auxilio a los franceses EDF o Suez -actual socio nuclear para Europa de Iberdrola-. Esa sí, está dispuesta a pagar cualquier sobreprecio con tal de entrar en España. En definitiva, Pérez no necesita a Honorato, sino realizar una segunda operación Endesa, operación de vendepatrias. Así, tras una Endesa en manos de Berlusconi podemos contar con una Iberdrola en manos de Sarkozy. ¡Y que viva la industria nacional!
Eulogio López
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