El fundador de la entidad en liquidación, Eduardo Pascual, presiona a la juez a través de los medios informativos y de la agencia Edelman
Si es usted un empresario o particular ‘con posibles' debe contratar a la empresa de comunicación Edelman (empresa de relaciones públicas con sede central en Chicago): unos monstruos, oiga. Es la empresa contratada por Eduardo Pascual, fundador y ex presidente de Eurobank, la entidad financiera que entró en crisis y que se ha convertido en el nuevo vademécum de las crisis bancarias del siglo XXI, con una aportación titulada: "Así es como no se debe abordar una crisis bancaria".
En este momento, Eurobank debe a sus depositantes y al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), unos 135 millones de euros (
Por ejemplo, Edelman ha conseguido colocar la misma noticia (y van…) en medios informativos de primer nivel. El lunes, consiguió introducirla en la sección de Economía de El País, que recogía una nota de la agencia Efe (o sea, gol a Efe y gol a El País). Según esta nota, el grupo sueco Intrum Justitia, dedicado al recobro de facturas, estaría dispuesto a pagar 14 millones de euros por los activos de Eurobank (por cobrar los créditos, en una palabra), mientras dos inmobiliarias españolas (Tradisol y Gebira) se quedarían con los inmuebles de la entidad.
Toda la noticia está redactada con una deliciosa simplicidad y en una sola dirección: Señora juez (titular del Juzgado de instrucción número 73 de Madrid, doña María José Romero Suárez), pero si está clarísimo: venda usted a estos probos señores y podrá pagar a los depositantes que esperan su dinero. Al menos, una parte. Y si usted no lo permite, señora jueza, está impidiendo que los depositantes cobren su dinero: ¿No le parece vergonzoso?
Y, sin embargo, la magistrada está medianamente cabreada (o sea que todavía está en la fase de mesarse los cabellos y no subirse por las paredes) porque consideran que este tipo de publicaciones se olvidan de un par de cosas. Por ejemplo, se olvidan de que la empresa sueca (seria, pero empresa a fin de cuentas) ofrece una miseria por los activos, y sobre todo, olvida la prensa, aunque no Edelman, que las inmobiliarias Tradisol y Gebira ¡son dos sociedades instrumentales detrás de las cuales se encuentra Eduardo Pascual!
Estamos hablando, y la juez lo sabe, del banquero más expedientado de España, más que el mismísimo Mario Conde. Condenado a 27 años de inhabilitación, a pagar una multa (junto a su equipo) de 1,5 millones de euros. Y aún le queda otro expediente abierto por el Banco de España.
Es un genio Pascual. No sólo por haber contratado a Edelman, sino por la cantidad ofrecida. Precisamente 12 millones de euros, por unos inmuebles que en el peor de los casos valen 20. Pascual sabe muy bien que esa cantidad agota el flujo de caja de la entidad intervenida. En otras palabras, él ganaría el suficiente dinero para pagar sus multas e incluso obtendría plusvalías pero, ojo, los accionistas minoritarios (propietarios del 30% del capital) no cobrarían un duro porque no habría nada que repartir. Se lo habrían llevado la empresa sueca y las inmobiliarias de Pascual. ¡Pero qué listo es Pascual!
Por cierto, la precipitada decisión del Banco de España quien, en lugar de agotar el reflotamiento decidió suprimir la licencia bancaria de la entidad, ha propiciado lo que ahora ocurre: que los prestatarios de Eurobank aprovechen para no pagar. Y entre los prestatarios, no se lo van a creer, figura un tal Eduardo Pascual. Por ejemplo, sólo una de sus sociedades, Catapesca, debe a Eurobank más de 12 millones de euros. Hasta la supresión de la licencia por parte del Gobierno Zapatero (a propuesta del Banco de España) Catapesca, presionada por el nuevo equipo directivo colocado por el Banco de España, pagaba religiosamente. Desde la supresión de la ficha bancaria, no paga un euro.
Al rebufo del caso Eurobank, en los ambientes bancarios españoles se está llegando al consenso de que, ante una crisis bancaria, lo mejor es aplicar el sistema del controvertido ex gobernador Mariano Rubio, quien afrontó la crisis bancaria más importante del siglo XX, y cuyo modo de actuación podría resumirse en dos vías:
1. Un banco no se cierra jamás. Si la opción es la quiebra, los prestatarios dejan de pagar y se multiplica el quebranto. El caso Banesto puede ser todo lo discutible que se quiera, pero el hecho de que el Santander se hiciera con el control significó que se intentó cobrar todo lo cobrable (algunos créditos se cobraron dos veces: pagó el FGD y pagó el prestatario).
2. Por tanto, lo lógico es vender el banco a un tercero, por ejemplo, a un extranjero que quiera entrar en el mercado… pero no al banquero que causó el estropicio.