La conversación de Carod con ETA y el anuncio de la banda terrorista de no atentar en territorio catalán ha disparado la temperatura política. El Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Eduardo Zaplana, se he excedido en su verbo, asegurando que Cataluña es gobernada por "una alianza de cuatro: el tripartito y ETA".

Sin duda, forma parte de la estrategia popular a que nos referíamos el jueves 18 (ver ediciones anteriores) de utilizar electoralmente el patriotismo y demonizar los excesos de los nacionalistas. Y hasta es posible que acierten. Sólo que utilizar electoralmente la lucha antiterrorista es tan mezquino como pactar con quien pacta con ETA. Además, ambas actitudes están censuradas por el Pacto Antiterrorista.

Porque, cuando nos jugamos una convivencia política en paz, el electoralismo, la irresponsabilidad y las actitudes ingenuas deben de quedar definitivamente desterradas. Ni Carod debió de recordar a los terroristas que mirasen el mapa antes de atentar, ni Maragall debe de mantener el acuerdo con ERC, ni los populares deben de tratar de sacar réditos electorales.