Todavía hay alguien mucho más descarado que el político en campaña electoral, cuando hace promoción de su elixir social: el cineasta o actor cuando hacen promoción de su nueva película.

Por ejemplo, Pedro Almodóvar, que ahora vende "Mala Educación", que no es una autobiografía, sino una película dedicada a contarnos lo malos que eran, y son, los curas, casi todos ellos pedófilos, especialmente durante el franquismo. Y si cuela, cuela.

Don Pedro inaugurará con su mensaje (demoledor, oiga, demoledor) el próximo Festival de Cannes, entre otras cosas porque, como él mismo reconocía cuando no era tan famoso, es decir, cuando no tenía tanta necesidad de mentir, en Francia, el lobby rosa le apoya de forma incondicional. Así que, ya lanzados en plancha, exhala el genio: "Me encantaría que el Papa y Monseñor Rouco (cardenal arzobispo de Madrid para nuestros lectores hispanoamericanos) acudieran al estreno". Pues claro que sí, Pedro. Juan Pablo II y Monseñor Rouco no tienen nada mejor que hacer que justamente eso: marcharse a Cannes a ver tu estreno. Cuenta con ello.

Y hasta ahí todo es normal. Almodóvar en campaña es mucho peor que Rajoy o Zapatero. Ahora bien, ya me ha empezado a fastidiar un poco más eso de que "he recopilado lo que ha ido saliendo en los periódico por si tengo que defenderme". ¡Venga ya, Pedrito, príncipe, menos lobos! Pero si tu sabes mejor que nadie que injuriar a la Iglesia sale gratis. Ningún comando de curas ni de esos beatos que tanto te empeñas en describir y que ya no existen, te va a correr a boinazos por la Castellana. Por el contrario, el Sistema Informativo te jaleará, la progresía que sostiene ese Sistema te aupará en un pedestal, en la mejor y más moderna de sus hornacinas y te canonizará en vida, mientras la mayoría silenciosa continuará silenciosa, esto es, abotargada, aborregada y amedrentada. Eso sí, pierde cuidado por los curas, pero vigila a los tuyos; ten cuidado con las canonizaciones de los 'modelnos': por lo general, el progre acostumbra a beatificar en vida para, también en vida, laminar al santo, y todo ello en lapsos de tiempo no superiores a una década.

Pero, en el entretanto, nada tienes que temer. El lobby gay se encargará de que nadie se interponga en tu camino, que nadie ose intercalar un solo "pero" a tu talento, sin que sea inmediatamente tildado de "fascista". Eso para hacer boca. De hecho, tanta cesión ante la chifladura del tercer sexo ha provocado un curioso fenómeno, otro más, de lo políticamente correcto: Los homosexuales se han vuelto intocables. La cosa funciona así: si alguien se atreve a criticar, o a discrepar de un gay reconocido como tal, y mucho menos a elaborar un juicio crítico sobre su actividad, es evidente que carece de rectitud de intención, y que actúa por pura homofobia. ¿Y saben lo más gracioso? Que tal estúpido sofisma es comúnmente aceptado.

Así que tú tranquilo, Pedro. Ningún cura, y tampoco, ¡ay!, casi ningún laico cristiano, te va a parar los pies. Primero porque todavía hay mucha caridad en la Iglesia de Cristo; segundo, porque también hay mucha cobardía entre los cristianos. Así que relájate. No hace falta que recopiles ningún material periodístico (yo que tú tampoco me fiaría mucho de la prensa cuando habla de la Iglesia). En cualquier caso, tu calumnia quedará impune. Los únicos que te 'chafardearemos' un poco somos los menos caritativos, gravísimo defecto, sin duda, un poco hartos de que siendo verdugo te conviertas en víctima. Hay algo de hipocresía en ello que nos molesta sobremanera a este grupo de atrabiliarios.

Pero a lo que estamos, Lorenza, que entre tanta charla se nos va la tarde. Mira, Pedro, tu problema lo expresó con meridiana claridad una de las pocas personas que se ha atrevido a decirte esto a la cara, y que tuvo que soportar tus insultos, jaleados por los chicos de la muy centro reformista, es decir, cobardona, Radio Nacional de España: Juana Samanes, crítica de cine de Hispanidad.com. El problema, Pedro, no es que te recrees en personajes que servidor, en su pacata normalidad, rara vez se encuentra en la calle, ni tampoco que, en lugar de afinar la sensibilidad del espectador, simplemente la hieras o rajes. Comprendemos que el feísmo ya ha copado hasta el antaño inmaculado mundo del juguete y los dibujos animados, así que estamos dispuestos a aceptarlo. Tampoco importa mucho una tesis determinada: basta leer los periódicos para convencerse de que "Hay gente pa tó". No, el problema de la influencia del cine y de la ética en el cine es siempre el mismo: no importa lo que se cuente, sino el modelo que se expone, exhibe y pretende. En "Hable con ella" acabas convirtiendo al bueno, al hombre con capacidad de servicio, en el violador del ser más indefenso (al parecer, además de hablar actuaba). El problema es que tu modelo, Almodóvar, da un poco de asquito.

Y todo esto lo digo sin haber visto tu "Mala Educación". Y te aseguro que no es necesario. De hecho, la mayoría de tus películas se pueden contar a quien aún no las ha visto, incluido el final. ¿Sabes la razón? Pues que tú no nos cuentas una historia, tú nos cuentas tu vida, tus filias y tus fobias. Y es que entre los narradores, o cuenta-cuentos de todos los pelajes, siempre hay dos categorías: los que sirven al público y los que se sirven del público. Los primeros cuentan una historia; los segundos se sirven del espectador como un muy lucrativo y goloso diván de psicoanalista, donde depositar sus cuitas y, de paso, obtener los aplausos de la inteligencia. Entre tus neuras se cuenta el odio al Cristianismo y vas y nos lo cuentas. Pero la teofobia empieza a ser una moda con mucha historia, algo cargante.

Además, la Iglesia siempre ha sobrevivido a sus odiadores, según el viejo dicho: "Dios ha muerto", firmado Nietzsche. Y a renglón seguido: "Nietzsche ha muerto". Firmado: Dios.       

Pero volviendo al inicio. Verás, Pedro, si de verdad quieres vivir un gran aventura, si quieres jugar a guerrillero, enfrentarte al verdadero poderoso, si quieres sentir el sabor del peligro y el temor a la revancha, lo que tienes que denunciar es, por decir algo, la manipulación cultural de Jesús Polanco. Sí, porque tú sabes que ningún artista, novelista, poeta, cineasta puede abrirse paso hacia la cumbre si el grupo Polanco no le otorga el correspondiente papel de artista. ¿Te imaginas? Todas las baterías del grupo Prisa-Sogecable apuntando contra tu obra... ¡Electrizante!

No, deja a la Iglesia, que de poder anda escasa. Pero podrías lanzarte contra Emilio Botín o Francisco González, los dos grandes banqueros españoles, dueños de vidas y haciendas, capaces de manipular la economía de millones de particulares, precisamente a través del manejo del dinero de los demás, del dinero de esos particulares. O mejor, lánzate contra las estrellas de los medios informativos, un Iñaki Gabilondo, un Luis del Olmo, un Alfredo Urdaci. O puedes arremeter contra los prestigiosos científicos que desde hace una década juegan a ser dioses. O contra las editores que quitan y ponen ministros, aquellos que pervierten la democracia.  

¡Ánimo, Pedro: ¡Queremos verte solo ante el peligro! Y que conste que todos nos solidarizaremos contigo. A fin de cuentas, la solidaridad resulta muy barata.

                                                               Eulogio López