Sr. Director:

Mi esposa y yo estamos orgullosos y satisfechos de que nuestros impuestos financien una escuela pública de calidad. También creemos que esa satisfacción es compatible con haber elegido un colegio privado para nuestros hijos. 

Es necesario explicar que la escuela privada concertada no es una suerte de Robin Hood perverso que se queda con el dinero de los pobres. 

A menudo se suele olvidar que la escuela privada concertada ayuda a mitigar, en gran medida, los problemas de masificación y, por tanto, de financiación de la escuela pública. Sin mencionar la labor social y educativa que desarrolla, ¿qué ocurriría si todos los padres de la escuela privada nos decidiéramos a llevar a los críos a la escuela pública? ¿De verdad nos creemos que el Estado está preparado para recibirlos?

No olvidemos que la existencia de la escuela privada concertada garantiza un derecho tan esencial como la elección de los padres a la educación de los hijos.

Una solución que sólo garantizara la existencia de la escuela pública comportaría que un funcionario eligiera por los padres donde tienen que estudiar nuestros hijos. ¿Harán lo mismo con la vivienda? "Si quiere un techo y una cama, usted deberá irse a vivir a..."

Jordi Molas

molas@t100e.com