Sr. Director:
El criterio del juez Garzón respecto a la investigación sobre víctimas y represaliados del franquismo dista mucho de ser equilibrado: no quiere saber nada del asesinato de casi 7.000 sacerdotes y religiosas e incontable número de católicos por odio a la fe cristiana, ni de los miles de torturados en las checas, ni del genocidio de Paracuellos, ni de los miles de encarcelados por ideología política por parte del bando republicano, o el asesinato del líder de la derecha, Calvo Sotelo, por parte de un grupo de policías próximos al Gobierno, hecho que encendió la mecha del alzamiento, pocos días después, el 18 de Julio de 1936.
No se puede pedir investigar las tropelías de un bando, y desestimar una querella, sin siquiera analizarla, como hizo este juez hace diez años con una asociación que pretendió buscar responsabilidades penales ante el fusilamiento masivo de derechistas, católicos, monárquicos e incluso muchos niños en Paracuellos del Jarama.
Un representante de la justicia ha de interesarse por lo ocurrido en ambos bandos. Todavía hay muchas víctimas del republicanismo marxista desaparecidos en campos y cunetas.
La Ley de Amnistía de 1977 era el símbolo reconciliador de la Transición. Si el juez Garzón y el PSOE quieren seguir reabriendo heridas que sólo fomentan odio y rencor, que al menos se haga una memoria histórica de ambos bandos, sin sectarismos, adulteraciones ni manipulaciones interesadas para destapar toda la verdad sobre la Guerra Civil.
Alberto Heredia Fuensanta
herediafuensanta@yahoo.es