Sr. director: 

Soy madre de una alumna del Colegio de la Compañía de María de Talavera, y quiero agradecerle su editorial del pasado día 21 de enero sobre la noticia publicada en el diario El Mundo referente a este centro educativo. 

La noticia no tenía mucha "chicha" y entonces lo más fácil era tergiversarlo todo e inventarse parte, para así lograr el efecto deseado: engañar y confundir al lector.  

Tanto mi madre, como mis hermanas y yo, somos antiguas alumnas, hemos sido educadas en unos valores muy firmes y en la fe católica, porque así lo quisieron para nosotras nuestros padres, pero en ningún momento para servir a los varones, tal y como pretenden hacer creer los redactores de esta noticia sacando de contexto la frase "...para servir a Dios y a los hombres" del ideario del centro.

La educación separada de la que tanto abomina el Sindicato de la Enseñanza denunciante, es un modelo educativo al que se está volviendo en países tan sospechosos de sexismo e integrismo como Estados Unidos, Canadá, Inglaterra o Japón. Los beneficios y ventajas de la educación separada son muchos y así se refleja en los numerosos estudios que se pueden encontrar sobre esta cuestión realizados por prestigiosos pedagogos tanto españoles (por ejemplo Víctor García Hoz) como extranjeros. El ideario de la polémica indica que "el sexo marca diferencias de aptitudes....no de dignidad, que exigen un trato diferenciado...para llegar a valores comunes" y esto es algo que no se han inventado las Hijas de María.  Pero claro, ésta última parte no interesaba publicarla ¿para qué contar la verdad?  

Tampoco se han ocupado de contrastar la afirmación que realiza un anónimo sacerdote diciendo que es un colegio para ricos: nada más lejos de la realidad. La mayor parte  de las familias que traemos a nuestras hijas a este centro procedemos de sectores tan variados como el agrario, el comercio o el de los profesionales autónomos, fiel reflejo del conjunto de la sociedad de Talavera y su comarca. La cuota mensual que pagamos los padres es de 66 euros en infantil y primaria, muy baja gracias al trabajo desinteresado y entregado de las monjas que sustentan el colegio, ya que gran parte de la Congregación se dedica a la enseñanza en sus diferentes niveles.  

Por cierto, a nadie se le pide la partida de bautismo para matricular a sus hijas, pero tampoco se le oculta a nadie que la educación que aquí se imparte está basada en la moral y la fe católicas. Lo que sí es una realidad es que la calidad de la enseñanza aquí recibida ha dado como resultado gran número de profesionales entre sus antiguas alumnas en ámbitos tan diversos como la judicatura, la sanidad, el derecho, la economía, la arquitectura, la ciencia o el periodismo, entre otros. 

Elisa Díaz