Los hechos dan la razón a quienes no creían en la limpieza de la nueva marca de Batasuna

 

El que calla, otorga. Con esta expresión se podría explicar muy bien la posición de Sortu en el nuevo panorama político que intentaron lograr. Pese a que las víctimas de ETA denunciaron desde un principio que Sortu era más de lo mismo, que la calle no creía que la banda terrorista no estuviera en la nueva marca, siempre había alguien que daba su voto de confianza. Pero los hechos están demostrando quién tenía razón.

Los últimos sucesos han dado la oportunidad a Sortu para mostrarse como lo que son y así ha sido. Tras las últimas detenciones realizadas por la Guardia Civil, Sortu no ha querido condenar la violencia de ETA y eso les ha condenado políticamente. Falta un mes para saber si se puede presentar a las elecciones, pero los informes policiales, el rechazo de la abogacía del Estado y sus últimos pasos, parece que les cerrarán las puertas. La pena es que haya habido que esperar tanto.

El miércoles por la noche se volvieron a dar los olvidados actos de kale borroka, se ha sabido que uno de los promotores de Sortu es titular de una cuenta que fue utilizada para depositar fondos destinados a los presos de ETA y que otra, aparece en unos papeles incautados a un miembro de ETA, como posible integrante de ETA; todo ello dan clara muestra de que ETA sigue viva, sigue en pie y que sigue siendo la voz cantante en la nueva marca, que es el mismo mono, pero con distinto traje. En cualquier caso, el Tribunal Supremo decidirá en un mes si Sortu puede presentarse a las elecciones municipales de mayo. Lo desean mucho, pero más lo desea Zapatero, que necesita llegar a las Generales de 2012 como el pacificador de Euskadi.

Juan María Piñero

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