Zapatero se rebela contra el poderío de Jesús Polanco y Felipe González. La nueva estrategia del Presidente del Gobierno responde al viejo aforismo ignaciano En tiempo de tribulación no hacer mudanzas: no habrá elecciones anticipadas (si se puede evitar, en Cataluña), el Estatut catalán debe salir a cualquier precio y sólo se cambiará a ERC por CiU si los independentistas se echan al monte. El PP, por último, debe quedarse solo e intentar que sea considerado un partido de extrema derecha. La única pega: ¿puede aguantar hasta 2008 una España crispada?
Lo ha dicho a Hispanidad uno de los principales asesores de imagen del Gobierno Zapatero. En este PSOE, PRISA ni pone ni quita gobiernos. Era una forma de reconocer dos cosas: que la ruptura entre Zapatero y Polanco (apoyado por su otro yo, Felipe González- es total y que con el felipismo Polanco sí que ponía y quitaba gobiernos.
Y respecto a la apuesta de PRISA y el ex presidente por Javier Solana como sustituto de Zapatero, la repuesta tampoco ofrece lugar a interpretación. ¿Quién convoca elecciones? El Presidente ¿no? Pues entonces no hay lugar para Solana. Además, Solana está muy mayor.
No sólo eso : Zapatero ha llamado a filas, al nuevo PSOE, y nada quiere saber de los llamados barones socialistas y de la etapa felipista. Como decíamos en nuestra anterior edición, la táctica ha cambiado. Antes se trataba de convocar elecciones anticipadas a finales de 2006, pero abrir ese melón electoral supone dar pábulo a que en el seno del PSOE se discuta otro posible candidato. Eso nunca. Es más, si se puede, se evitarán elecciones anticipadas también en Cataluña.
No, ni la prelación dinástica de la infanta Leonor, ni el Estatut catalán ni la pacificación del País Vasco, deben dar lugar a unas elecciones generales anticipadas, entre otras cosas porque las encuestas pintan bastos para Zapatero. La accidentada Esperanza Aguirre dio en la diana, cuando el pasado miércoles aseguraba estar convencida de que Zapatero agotaría la legislatura como sea. En efecto, Aguirre ha acertado. Esa es la nueva estrategia de Zapatero : hacer frente a Polanco y a los felipistas, agotar la legislatura para dar tiempo a que las encuestas den la vuelta, y reafirmarse en todos sus proyectos sin ceder un ápice ante la oposición: no habrá cese de Montilla ni ningún otro ministro, se exigirán todos los altos cargos que cierren filas y se sacará adelante el Estatuto a toda costa. La misma fuente aclara. Cuando el nuevo Estatut entre en vigor y cuando la gente se dé cuenta de que no rompe España, entonces el panorama cambiará. Dicho de otro modo : las encuestas ofrecerán unos resultados más risueños.
Y si se puede evitar, tampoco habrá elecciones anticipadas en Cataluña ni cambio de aliado. Zapatero está convencido de que el Estatut reformado será aceptado por ERC y que no será necesario cambiar el Tripartito ni las alianzas parlamentarias. Dicho de otro modo. Que no será necesario cambiar al ERC por CiU, ni ofrecer una cartera a Durán Lleida en el Gobierno de España. Y además, hay una confianza plena en que ERC no se echará al monte. Los independentistas catalanes pueden ser muy deslenguados, pero han demostrado que les encantan los cargos públicos.
Además, sus asesores están convencidos de que el apoyo de CiU al Estatut y de la radicalización, o al menos así lo consideran, del partido Popular acabará por convertir al PP en una partido de extrema derecha, al que incluso los votantes moderados catalanes contemplarán como la formación más radical. El debate de la LOE ha dado ideas a Zapatero : Hay que mantener al PP aislado, sólo contra todos. Traducción: Con el actual PP no hay manera de pactar nada. Su actitud nos lo está poniendo fácil.
El único interrogante es: ¿Puede un país soportar otros dos años y medio de crispación, con un ambiente guerracivilista sin que algo estalle? En Moncloa piensan que sí.