Más movidas parlamentarias. Resulta que tras aprobarse el nuevo modelo de financiación autonómica, Bono se da cuenta de que quedan algunas enmiendas por votar. Así que propone que sean votadas en conjunto. La portavoz del PP se queja y pide que se repita la votación porque no se puede votar una ley sin que se hayan votado las enmiendas. Bono le da la razón. Pero tras el rechazo de las enmiendas, Alonso sale con que puesto que están rechazadas las enmiendas, para qué volver a votar una ley que ya ha sido aprobada. Soraya interviene para afirmar que la Constitución es clara y que no se puede votar una ley si no están aprobadas las enmiendas.
Bono se hace un lío y se retira a consultas con el servicio jurídico de la cámara. Aunque son buenos escribanos, a veces sale algún borrón. Finalmente acuerda que el criterio más acertado es el de Soraya, abogado del Estado de profesión. Se repite la votación y vuelve a ganar el PSOE. Es entonces cuando explota el entusiasmo de los socialistas que empiezan a gritar de manera unánime: otra, otra. Quien más contento estaba era Rubalcaba. La satisfacción de la paliza.