Tras la tregua de ETA los líderes políticos y sociales han desfilado por los medios para hacer las correspondientes declaraciones. El Gobierno lo ha hecho con una sola voz. Zapatero daba órdenes a su equipo para que no hablaran de la tregua, que para eso ya está la vicepresidenta. Fernández de la Vega ha estado oficial, contenida, y ha expresado su esperanza, aunque con cautela, de que podamos estar en el principio del fin, una cautela que espera que todos compartan. Y Bono comparte esa esperanza, porque se trata de una terminología distinta a la habitual. El ministro de Defensa asegura que si es necesario, se abrirá un proceso de paz distinto a Argel y Suiza.
Desde la oposición, Mariano Rajoy declaraba ante los medios sin opción a preguntas. El líder del PP, que ha sido citado por Zapatero para la próxima semana, ofrece el apoyo de su partido al Gobierno para derrotar a ETA, pero no para rendirse. Rajoy recuerda que las instituciones, también las judiciales y penitenciarias, deben seguir trabajando. Si los terroristas obtuvieran contraprestaciones seria un mensaje de que sus actuaciones han servido para algo y han tenido sentido. Y Rajoy sabe muy bien por qué lo dice: con un Otegi a las puertas de la cárcel y un macrojuicio pendiente, ETA podría llevarse todos los beneficios de una tregua (suspensión de los procesos judiciales) y volver a las andadas en cualquier momento. La banda terrorista se encuentra judicialmente acorralada: Ekin, Gestoras Proamnistía, Herriko Tabernas, PCTV en definitiva, 169 personas pendientes de juicio. En la misma línea se manifestaba Javier Gómez Bermúdez, presidente de la sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, para quien el anuncio resulta una buena noticia, pero que advierte que los jueces no pueden parar. La buena noticia no es que un delincuente anuncie que no va a delinquir, sino que no delinca, añadió.
A la Conferencia Episcopal una tregua le parece poc Lo que tenía que haber declarado ETA es su disolución, afirmaba el P. Martínez Camino.
Aunque el portavoz del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, ponía el énfasis en tener en cuenta a las víctimas, las organizaciones sociales ya se han puesto a la defensiva. La madre de Irene Villa, María Jesús González, se mostró desconfiada, dado que en anteriores ocasiones ETA sólo utilizó la tregua para poder volver a la actividad terrorista con más fuerza. Por su parte, el presidente de la AVT, Francisco José Alcaraz, insistía en que el proceso contra Otegi debe continuar y que las víctimas no pueden ser moneda de cambio, mientras que el presidente de la Fundación Unidad más Diversidad, Juan de Dios Dávila vinculó el comunicado de ETA con la aprobación del Estatuto de Cataluña, porque los nacionalistas comparten el objetivo de la independencia, como se pudo ver en Perpignan.