El gran peso de la VIII legislatura serán las hipotecas, tanto las internas como las externas. En las internas, Maragall y Chaves reclamarán su cuota parte en el éxito de Zapatero. Y así, se "exportará" los modelos de gobierno autonómicos. Por ejemplo, se ampliará la investigación con células madre embrionarias en la línea de lo aprobado por la Junta de Andalucía y recurrido ante el Constitucional por el Ejecutivo popular. Y también se "importará" la insurrección protagonizada por Cataluña en materia educativa. Zapatero se permitió asegurar que pondrá en "suspenso" la Ley Orgánica de Calidad de la Enseñanza. ¡Toma respeto a las leyes y a la seguridad jurídica!, que diría el muñeco Rockefeller. Desde los ámbitos educativos se ha criticado esta "rebeldía" antijurídica. También lo ha hecho el diputado popular Miguel Angel Cortés: "Las leyes son para cumplirlas. Y la insurrección de Zapatero sienta un precedente muy peligroso. Además de abogar por el diálogo, debe de ser el primer garante de la legalidad vigente".

Pero a Zapatero parece importarle poco la seguridad jurídica y optará por dar marcha atrás también al Plan Hidrológico Nacional, asumiendo las correspondientes indemnizaciones por la marcha atrás. Los españoles pagaremos gustosos ese nuevo atropello a la legalidad con tal de que Zapatero cumpla con su programa y gane adhesiones a su investidura.

En el capítulo internacional, Zapatero ha anunciado la firma de la Constitución Europea en el semestre de Presidencia irlandesa, es decir, antes del 1 de julio. Se trata de colgarse la medalla de la firma en Madrid, para disgusto de Berlusconi, que siempre viene bien. Eso sí, renunciando al consenso de Niza y a la defensa de la mención expresa de las raíces cristianas de Europa, aunque 60 millones de europeos aboguen por ella.

Pero el gran tema de la VIII será el nacionalista. Zapatero afirma estar dispuesto a abrir el melón constitucional y estatutario sin especificar si se hará un "café con leche para todos" o sólo para los que más píen. Tampoco explica si avanzará hacia el modelo "plurinacional" propuesto por CiU o no. No afronta el conflictivo "plan Ibarretxe". Pero, curiosamente, todas las fuerzas nacionalistas se muestran muy "esperanzadas" con el nuevo talante del Gobierno Zapatero. Preocupante.

Como preocupante resulta que ese nuevo "talante" basado en el "diálogo" y la tolerancia no se traduzca en realidades constatables. El PSOE todavía no se ha solidarizado con el PP por el asedio sufrido en sus sedes en la noche del sábado 13 de marzo. Pero es que, además, el PSC tiene firmado un pacto expreso de exclusión del PP de las instituciones. Rubalcaba quebró en el Senado el principio de respeto a la lista más votada y el PSC anunció que si queriamos desterraríamos al PP. Por si fuera poco, la "resistencia" comunista -probables socios del PSOE en varios proyectos- achacán al PP haber amenazado la democracia. El mismo discurso "tolerante" y "abierto al diáologo" de ERC durante las elecciones. Ya saben, "hablando se entiende la gente"...

En resumen, buenas palabras y pocas realidades. Y como dice el refrán, "obras son amores y no buenas razones". El "paz y bien" gusta. Pero preferimos el de San Francisco.