- En su comunicado, Benedicto XVI no explica las razones.
- Sólo alude a que no se siente con fuerzas para ejercer el ministerio petrino.
- Los vaticanólogos aseguran haber percibido ese cansancio y debilidad. ¿De verdad
- Resuenan, por contraste, las palabras del entonces enfermo y debilitado Juan Pablo II: "La Iglesia no se gobierna con los pies".
- Muchas videntes han hablado del último Papa antes de los últimos tiempos.
Benedicto XVI (en la imagen) ha renunciado a ser Papa. Dejará 'el cargo' el próximo día 28 del presente mes de febrero.
El asunto es: ¿por qué ha tomado esa decisión Es verdad que en su breve comunicado de renuncia, asegura no sentirse con fuerzas "para ejercer adecuadamente el ministerio petrino". Es cierto que a muchos católicos, como el que suscribe, creen en la sinceridad de este Papa genial, fiel continuador de Juan Pablo II y de su empeño en afrontar la crisis modernista, la madre de todas las crisis eclesiales, porque afectaban a la clave misma de la atmósfera cultural imperante, que iba más allá de la negación de Cristo para predicar la abolición de la verdad y, con ella, la capacidad racional del hombre. Precisamente, fue Benedicto XVI el Papa que hizo de la batalla contra el relativismo y contra el axioma de la que la verdad no existe, el sentido de su magisterio petrino.
Pero también es verdad que Juan Pablo II, que atravesó en sus últimos años una debilidad física muy superior a la de Benedicto XVI, y al que se le pidió insistentemente que dimitiera, respondió de esta guisa: "La Iglesia no se gobierna con los pies, sino con la cabeza". Y fue Papa hasta su muerte, tras 27 años de pontificado.
En cualquier caso, son muchos los videntes, sobre todo en apariciones de la Virgen -por ejemplo de Garabandal y en Medjugorje- que hablaron de los tres últimos papas antes del fin de los tiempos o juicio de las naciones -no confundir con el fin del mundo-. Y según esos cómputos, Benedicto XVI era el último de los tres.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com