No han tardado un mes sino unos pocos días. El Nuevo Orden Mundial (NOM) creía haber encontrado su Papa y las primeras palabras del Papa Francisco (en la imagen) les ha hecho exclamar aquello tan bonito de "el enemigo está dentro". Y es que la progresía cristófoba es prisionera de sus propios tópicos. Esperaban un Papa que lanzara al Jesús revolucionario y, lo que es más importante, una mixtura de sincretismo y de "fraternidad con las otras religiones" y se topan con un pontífice que habla de llevar la cruz o de caer en la mundanidad. Se esperaban un hombre doctrinalmente maleable y lo primero que hace es postrarse ante María, "Torre de David", la mayor fortaleza del Magisterio frente a la herejía. Un desastre: ¡Pobres progres!
Está claro, al NOM la quinta columna ya no le sirve para nada: a este Papa no se le conquista, habrá que atacarle de frente.
En la rivera opuesta, se encuentran los que revisan al nuevo Papa por el cedazo más fino, es decir, el de su propia viga y la paja ajena. Y claro, algo encuentran. Por ejemplo, el hoy Papa Francisco cometió un error, en mi opinión, al ceder la Catedral de Buenos Aires para una ceremonia con cierto grupo sionista que terminó en liturgia más bien sincretista y en acto político sobre el Holocausto. Y lo digo yo, que me declaro tan projudío como lo eran Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco I.
La bondad de Bergoglio le hizo tender la mano a quien no debería habérsela tendido. Pero creo que la cosa queda ahí. También se acusó a Juan Pablo II cuando rezó en Asís junto a los representantes de todo tipo de credos. Sí, es cierto que la asociación B'Nai Brith es un mezcla de sionismo, que no judaísmo, y de masonería, que tiene en su haber muchas calumnias contra la Iglesia, en especial contra Pío XII, pero no conviene que nos volvamos locos.
Por cierto, si alguien quiere saber el pensamiento del nuevo Papa Francisco, no tiene más que ver estos apuntes que me envían de fuente fiable: buen resumen.
Pero ocupémonos de asuntos mucho más divertidos y que demuestran que este Papa no es lo que esperaba el NOM pero que, además, revelan los verdaderos retos que tiene la Iglesia, y no las tontunas habituales (mayor participación de la mujer, la curia, que no es el nombre de una patología, sino los componentes de la Administración vaticana, la pedofilia vaticana, el Vatileaks o el banco IOR).
Por un lado, está el vicepresidente norteamericano, Joe Biden, que encabezará la delegación norteamericana en la toma de posesión del nuevo Papa. Biden es el representante de los católicos capitalistas y raritos. No se marcha de la Iglesia pero es un entusiasta del aborto y del homomonio. Asegura estar encantado de acudir a la ceremonia, aunque los obispos norteamericanos siguen diciendo que para política anticristiana, la de la Administración Obama, y que a los políticos que defienden el aborto hay que negarles la comunión. Algo bastante lógico.
Enfrente, políticamente hablando, se sitúa Nicolás Maduro, el revolucionario democrático bolivariano. Otro amigo del Papa Francisco, dado que, como Biden, asegura sentirse muy feliz por el hecho de que haya un Papa sudamericano. Hasta ahí bien. El problema es cuando Maduro asegura que la elección de Su Santidad se debe a la intercesión celestial del comandante Hugo Chávez, quien por motivos de enfermedad no pudo acceder al papado.
Luego está la inefable Cristina Fernández, rabiosa por la oposición del obispo Bergoglio a su latrocinio corrupto, quien pide al nuevo Papa fraternidad entre los pueblos y entre las religiones, ella, tan pía. Todo ello, mientras lanza a su prensa amañada, como por ejemplo a Página 12 contra su compatriota Bergoglio, acusándole de haber colaborado con la dictadura militar argentina.
O nuestro Mariano Rajoy quien aprovechó su felicitación al nuevo Papa para señalar, sin que se le abrieran las carnes, que el Partido Popular coincide con el Papa en su defensa de la vida humana. Oiga, sin despeinarse. Precisamente el PP, un partido abortero cada día con menos rubor.
Cuatro personajes que, desde posturas enfrentadas, mantienen un enemigo común: la Iglesia de Cristo. Y así llegamos a la pregunta final: ¿Qué pretende el NOM del nuevo Papa Pues después de la primera bofetada inicial, ahora intentan aprovechar la presunta debilidad del pontífice (no, no es que sea un Papa débil, es que el modernismo confunde caridad con debilidad y bondad con estupidez) para lograr una victoria que rompa el magisterio eclesial: qué se yo, utilización de la PDD (recuerden lo de los obispos alemanes en el periodo de sede vacante), el condón, el homosexualismo, el feminismo, sacerdocio femenino, sincretismo, etc. Ya saben: un signo de apertura en la Iglesia. Pero recuerden, lo hacen por amor a la Iglesia, para modernizarla y eso.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com