Sr. Director:
Reuters se ha hecho eco del sermón del Papa en Brindisi a 70.000 personas. Les dijo que 'Cristo predicaba el amor y la caridad para los débiles y más pobres', y pidió "solidaridad" con los emigrantes que vienen en busca de mayor calidad de vida, sin que haya que 'confundir la compasión cristiana con una demostración exagerada de la piedad o con depender de dádivas'.

¿Podemos entender que un cristiano olvide a los pobres, a semejanza del rico Epulón, que no se fijaba en Lázaro, siempre a su puerta esperando unas migajas? No, si es auténtico. Y en cuanto al rechazo a los emigrantes, debemos perder la memoria o el sentimiento de humanidad. 

Los españoles -también los italianos- tenemos una historia de emigración desde tiempos antiguos, y, como consecuencia, estamos muy mezclados racialmente. Una cosa es rechazar la delincuencia de ciertos grupúsculos que han llegado con la emigración masiva, y otra el desprecio a todo el que ha venido del Norte de África, de América o de los países del este europeo. ¿Pensamos que cuando llegue el Juicio Final, y antes el particular que sigue a la muerte, no tendrá Cristo presente, nuestra atención o desatención con los extranjeros pobres o que se sienten solos en nuestro entorno?

Seremos juzgados en el amor. Él dijo: "Bienaventurados los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia".

Josefa Romo

josefaromo@gmail.com