En Francia la práctica religiosa es diez veces inferior a la española pero como no hay que ser católico para oponerse a la burrada del gaymonio, resulta que los franceses no están dispuestos a aceptar el homomonio y se manifiestan en las calles.

Ayer coincidieron dos manifestaciones en París: los pros y los antis. David Picazo (en la imagen) ese insigne editorialista progre disfrazado de corresponsal, nos informó de que en la de los malos -es decir, los partidarios del matrimonio natural- había gente que llevaba 'puños americanos'.O sea, que los normales son los violentos, si ustedes me entienden, mientras los gays son almas cándidas que luchan por sus derechos.

Por pura casualidad se le olvidó hablar de la dureza policial contra los partidarios de la heterosexualidad, es decir, lo natural, con sacerdotes maltratados por la policía, lo que sí se han encargado de recordarnos, y demostrarnos, por Internet (ver vídeo) ,que es mucho más libre que la tele pública. No me extraña que el PSOE no proteste lo más mínimo contra la línea de RTVE, presuntamente controlada por el Gobierno Rajoy.

Picazo también habló de igualdad que, naturalmente, es lo que reclamaban los 'buenos': igualdad entre matrimonio y homomonio. Creo que alguien tiene un pequeño lío mental con esto de la igualdad. Es como si yo exigiera la misma riqueza que Bill Gates... por igualdad. ¿Por qué don Bill es tan rico y yo sobrevivo como puedo El gaymonio nunca podrá ser igual al matrimonio, es decir, el heterosexual, porque el matrimonio no es más que el reconocimiento de la Iglesia y el Estado a la familia por sostener la raza humana sobre el planeta tierra. Y eso los homosexuales no pueden hacerlo. Yo no puedo ser tan rico como Bill Gates porque Bill Gates se ha ganado la fortuna que tiene y yo no. Y no pudo ser tan guapo como George Clonney porque Dios le ha creado a él más atractivo que a mí (bueno, parecidos pero el me gana por la mínima).

Luego está lo de homofobia, otra 'grossem chorradem'. Se utiliza homofobia por ejemplo, un tal David Picazo) como odio al homosexual, cuando, en tal caso, sería odio a la homosexualidad, fenómeno grave, y antinatural.

Tan antinatural que la naturaleza humana es heterosexual y lo que hacen los homos es forzarla. Acusar de homófobo a los que repudiamos la homosexualidad, que no a los homosexuales –a los que, mal que bien, pretendemos ayudar a salir de ese infierno- es como confundir la lucha contra la pobreza con la lucha contra los pobres.

Recuerdo que, recientemente, un periodista muy progre, de un medio muy progre, me sorprendió con una sarta de comentarios tan procaces como despectivos para los homosexuales, en concreto para colegas periodistas homosexuales. Mi sorpresa llegó al día siguiente cuando, ese mismo periodista escribió sobre la página homófoba Hispanidad.

Al parecer no sólo es que las homosexualidad sea antinatural (no es una enfermedad, sino una inmoralidad que produce enfermedades, físicas y psíquicas) y que el lobby gay tenga muy malaleche (Caso Fernando Ferrín) sino que entre los progresistas heterosexuales que claman contra la homofobia hay mucho hipócrita.

Quizás, la explicación esté en el genial libro de Richard Cohen, titulado "Abriendo las puertas del armario", donde se rompe el primer, y falso, mandamiento del homosexualismo: Se nace homosexual. Pues no señor, el homosexual no nace, se hace. Y hay que ayudarle a salir del infierno.

Eulogio López
eulogio@hispanidad.com