El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (RAE) asigna dos acepciones al término 'extorsión'. A saber:
1. Amenaza de pública difamación o daño semejante que se hace contra alguien, a fin de obtener de él dinero u otro provecho.
2. Presión que, mediante amenazas, se ejerce sobre alguien para obligarle a obrar en determinado sentido.
Quedémonos con la segunda, más genérica para explicar lo que está haciendo el grupo editorial PRISA, el más importante del mundo en lengua castellana, propiedad de la familia Polanco pero en el que manda el periodista Juan Luis Cebrián.
Si analizamos el balance, el grupo PRISA, con una deuda que aún supera los 5.500 millones de euros, debería haber presentado concursos de acreedores. No tiene activos tangibles, apenas, pero tiene mucho poder, el poder de poner contra las cuerdas a los poderosos, el poder de, por ejemplo, obligar a sus cuatro primeros acreedores bancarios, Santander-Banesto, Caixa, Caja Madrid y Popular, a pasar por el aro de una refinanciación que más parece una condonación. En otras palabras, Juan Luis Cebrián, especialista en calificar como chantajistas y extorsionadores a la prensa independiente de Internet practica aquello de lo que acusa a los demás. Cuentan, que, siendo el máximo responsable de Alianza Popular, durante la Transición, Manuel Fraga rompió las pólizas de crédito de los bancos acreedores del partido al grito de: Y ahora, si tenéis, c..., embargar al Partido. No, no los tuvieron.
Ahora la historia se repite: no hay banco que se atreva a embargar a PRISA, por lo que lo que es realmente una condonación -aunque los tipos estén a la baja- se disfraza de refinanciación. Y no se van a refinanciar los 1.900 millones de la última, e innecesaria, OPA sobre Sogecable, sino los 5.500 millones, la totalidad de la deuda. El propio Cebrián asegura que se ahorrará 1.000 millones de euros. Casi un 20%.
El HSBC es británico, es extranjero, así que le asuste menos PRISA, y es el que exige venta de activos para cobrar su deuda. No hay problema: se venderán activos, todo lo vendible, hasta quedare con Cuatro, El País y la SER. Y ojo, entre los activos a vender, con lo que se incluye a Telefónica en la extorsión, está Digital a Telefónica. No acepta Cebrián los 1.800 millones de euros que ofrecía Vivendi ni los 2.400 anteriores. Quiere 2.500 millones y el derecho a discutir qué derechos de emisión se traspasan y qué deuda se le asigna a la plataforma de pago, en una sospechosa contabilidad analítica de asignación de costes.
Por de pronto, Cebrián ya ha mostrado su fuerza a los dos grandes partidos. Con el PSOE, mordiendo la yugular de la ministra de Defensa, Carme Chacón, esposa de un ex prisa y hoy odiado por Cebrián, Miguel Barroso, mentor intelectual de su gran enemigo socialista: La Sexta. El trato dado al asunto Kosovo ha sido no duro, durísimo. Mucho más que el que la prensa de derechas ha destinado a Chacón. Con el PP, también para demostrarle a ZP que le necesitan, con la creación -con el apoyo invaluable del juez Baltasar Garzón- de la fantasmagórica trama de los espías en la Comunidad de Madrid y los trajes de Milano del presidente valenciano del PP, Francisco Camps, clave de la política nacional.
Eso sí, no hay acuerdo con el amigo mexicano, con Carlos Slim, quien quiere comprar PRISA para mandar a precio de mercado. O sea, que Cebrián deberá seguir contando con los Polanco, aunque eso sí, ahora mucho más domesticados de lo que estuvieron nunca.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com