Jueves 12 de febrero. 7:30 de la tarde. La sede de la Comisión Europea en Madrid acogía la presentación de un libro sobre el futuro de la OTAN. En la sala se encontraba la "creme de la creme" en materia de seguridad, empezando por el Jefe del Estado Mayor, Luis Alejandre Sintes, y siguiendo por el secretario de Estado de Defensa y responsable gubernamental para Iraq, Fernando Díez Moreno.
Abre el turno de palabra el representante del Real Instituto Elcano. Su discurso reitera la necesidad de aplicar lo que denomina como "doctrina Bush", es decir, la prevención "en caso de que se hayan agotado otras vías". O lo que Aznar llama "acciones anticipatorias". Aplausos entusiastas, incluido Fernando Díez Moreno, quien hace año y medio alertaba sobre el riesgo de que se quebraran los principios del derecho internacional en caso de un ataque preventivo norteamericano. Claro que eso era antes de la foto de las Azores, antes de la medalla de Aznar... y antes de ser nombrado Comisario para Iraq del Gobierno español.
Pero el representante de Elcano fue más lejos y reiteró la amenaza para la seguridad mundial de las armas de destrucción masiva. Esas que no existen y que han provocado graves problemas políticos tanto en Estados Unidos como en Gran Bretaña. En España, Aznar sigue sin comparecer en el Congreso, mientras nuestros soldados siguen siendo objeto de ataques de la resistencia iraquí. ¿Sociedad anestesiada?