Este viejo corazón no puede resistir tantas emociones. Escuchar al secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, que el Gobierno agradece mucho y de corazón el apoyo del Papa para obtener la paz·en Euskadi es algo digno de ser grabado para la posteridad. Pero es lo que ocurrió en Moncloa en la mañana del miércoles. En su alocución en Roma el papa Benedicto XVI se había felicitado por las esperanzas de paz que surgen en España tras el alto el fuego de la organización terrorista ETA. El Papa pidió que se rezara por este objetivo y que todos los cristianos hicieran lo que estuviera en su mano y se encomendaran a san Francisco Javier con este fin. De esta forma, el Pontífice exigía a los católicos que se deje a un lado cualquier reticencia y que se arrincone cualquier espíritu de venganza, pero resulta de una cara dura insigne que el Ejecutivo Zapatero, el más obsesivamente anticristiano de toda la democracia utilice las palabras del Papa en su beneficio cuando le conviene. Así, la correa de transmisión más dócil del Gobierno, Radio Nacional de España, abría su informativo de las 14 horas con estas palabras del Papa y, por primera vez en mucho tiempo, hablaba del Vaticano sin injurias ni sarcasmos.
Y como el destino gasta bromas pesadas, la intervención de Moraleda se producía tras la entrevista entre el Presidente del Gobierno y el líder de CiU, José Antonio Durán i Lleida. El democristiano se sentía encantado con el proceso de paz iniciado por Zapatero. El anticlericalismo del Gobierno poco le importa, pero sí la posibilidad de que si todo sale bien en Euskadi y Cataluña, pueda convertirse en el ministro de exteriores del Reino de España.
Por cierto, y dado que hablamos de democracia cristiana, a Zapatero se le ha ocurrido otra idea genial: meter en el Gobierno de España a un nacionalista vasco, con lo que el círculo quedaría completo.
El día menos pensado veremos a Zapatero, Duran i Lleida e Ibarretxe rezar juntos una novena a S. Francisco Javier