Estimado Eulogio:
Acabo de leer tu artículo "Antes uno del Opus que a Munilla". Gracias por lo que nos toca a los curas.
¡Da gusto estar en el año santo de los sacerdotes! Aunque el retrato del clero que pintas fuera verdad (y no te doy la razón, porque hay de todo), ¿escribirías públicamente sobre los defectos de tu madre? No sé, no sé...
Un abrazo.
J. Fernando Rey
jfernandorey@mac.com
De curas y otras vocaciones
Estimado amigo:
Mi madre, además de ser mi madre, es una persona concreta, los curas no lo son, son un colectivo. Los curas abertzales también. Si tampoco podemos juzgar a los colectivos, llegará un momento en que no podremos juzgar a la ideas, tampoco a las ideas homicidas.
Amo a la Iglesia, mi madre, pero el Cuerpo Místico son algo más que los curas, aunque sus manos estén consagradas y esto, incluso en año sacerdotal. Incluso me permito darle un consejo: preocúpese más por el prestigio de los obispos que de los sacerdotes que no se consideran discentes de los sucesores de los apóstoles, sino docentes.
Creo que el manto de humor, que en ningún momento cae en el sarcasmo, resultaría balsámico para las ideas de fondo, que son muy graves. Por cierto, tanto lo que cuento que se dice de Munilla en Sanse como la anécdota de las mujeres no son inventadas, son ciertas. Ésta última sucedió en Madrid.
El artículo era una defensa de un obispo espléndido como es Munilla pero, sobre todo, pretendía ser una defensa de Cristo -lograda o no- frente a la deificación de la patria.
Pero gracias por sus apuntes. Saludos:
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com