La Unión Europea ayudará -es un decir, insisto, las ayudas europeas son créditos, no donaciones- a Chipre a cambio de una puntilla fiscal: un impuesto extraordinario sobre los depósitos bancarios.
La izquierda europea, cada vez más obtusa, recibirá con mal disimulado regocijo la nueva barrabasada de la canciller alemana Angela Merkel (en la imagen). Gravar un depósito bancario es como gravar el patrimonio: una injusticia. Los impuestos deben mermar las rentas, lo que se gana, no el patrimonio, lo que ya se ha ganado y ya ha pagado impuesto sobre la renta en el momento en que se ganó.
Además, el rescate chipriota coadyuva a uno de los grandes errores en boga, el error 15-M: ir a por la banca. Que no, que la banca hace cosas buenas, por ejemplo, favorecer los pagos y dar créditos. Y también hace algo malo: especular. Hay que perseguir la especulación, no la contribución de la banca a la economía real.
La Tasa Tobin, o cualquier otro impuesto nacional, debe ir contra esa especulación financiera, contra aquéllos que se enriquecen sin hacer nada, sin aportar nada a la economía real. El mal radica en los mercados financieros y en los bancos dedicados a especular en los mercados, no en los bancos que pagan al particular por el dinero que depositan.
Por lo demás, tanto la izquierda como la derecha europeas han optado por afrontar el déficit público, aumentando los ingresos del Estado, en lugar de disminuir sus gastos. Y así le va a la economía europea, claro.
No me extraña que los chipriotas hayan acudido a retirar depósitos de sus bancos. Es lógico. Precisamente, los depósitos -no las inversiones- es lo único que había que proteger.
Y que los alemanes no digan ahora que ellos no han sido. Lo cierto es que se están cargando la Unión Europea.
Eulogio López