Quedan dos años para las elecciones presidenciales en Francia y los partidos políticos se están preparando a fondo para una de las batallas electorales más decisivas para el futuro del país, y también de Europa.
Mientras el antiguo presidente de la República, Nicolás Sarkozy, ha vuelto a hacerse con las riendas de la UMP, el centro-derecha cada día más dividido, la líder de la extrema derecha, Marine Le Pen, ha sido reelegida presidenta del Frente Nacional entre el entusiasmo de los asistentes al Congreso nacional de su partido, celebrado el último fin de semana de noviembre.
En medio queda un desacreditado presidente socialista François Hollande, arrastrado por su mediocridad y por los efectos de una crisis económica que está afrontando con titubeos y demasiado tarde para esperar una recuperación a tiempo.
El panorama que se divisa es un profundo cambio político y sociológico con una previsible confrontación entre el centro-derecha y la ultraderecha francesa.
D. Madrid