Desde sus comienzos el Camino ha sido un carisma especial que no siempre ha sido comprendido, y que ha generado no pocos roces y polémicas. Sin embargo, tras años de validación ad experimentum, recibió su aprobación definitiva en junio de 2008 y recientemente una confirmación, con el visto bueno del Directorio Catequético del Camino Neocatecumenal.
Por este motivo, el Santo Padre recibió este lunes a 7.000 miembros del Camino, entre ellos 2.000 seminaristas para el envío de 230 nuevas familias a 46 países del mundo. Con esta aprobación, la Santa Sede confirma la validez de la liturgia, de la catequesis y de las obras de esta Fundación, pero sobre todo, busca poner mediación en los problemas suscitados en algunas diócesis.
Por ello el Santo Padre no ha dudado en animarles a buscar la comunión con los obispos y el resto de la Iglesia, ayudando. Y es que la experiencia del Camino y su labor pueden ser de gran ayuda, pero como siempre, hay que saber ofrecerse. Su misión por el mundo es importante y no se debe desaprovechar. Como el mismo Benedicto XVI afirmaba, su carisma es un don de Dios para su Iglesia por su contribución a reavivar y consolidar en las diócesis y parroquias la Iniciación cristiana, favoreciendo un gradual y radical redescubrimiento de la riqueza del Bautismo.
Juan María Piñero
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