Sr. Director:
El arzobispo de Burgos, Mons. Francisco Gil Hellín, publicaba hace unos meses en una carta titulada: "Desempleo, solidaridad y reforma moral" en la que abordaba las causas de la crisis económica y las acciones que deben tomarse mientras dure la misma.
Entre dichas causas, don Francisco apuntaba a "la codicia, el afán de enriquecimiento rápido y desmesurado, el lujo y los caprichos, el despilfarro, la corrupción a todos los niveles, la falta de responsabilidad en el ejercicio del trabajo, etc".
"Los creyentes", aseguraba Mons. Gil Hellín, "no podemos menos de preguntarnos qué espera Dios de nosotros y qué podemos aportar para paliar o resolver este estado de cosas". El arzobispo adviertía que "es imprescindible no quedarse en lamentos ni alimentar el pesimismo y el fatalismo. El problema no es fácil de resolver pero tampoco es irresoluble".
El prelado llamaba a todos a "arrimar el hombro", es decir, a tener "voluntad de asumir las responsabilidades y sacrificios personales que exija el bien común". Al mismo tiempo, don Francisco recordaba que "la demagogia está al alcance de todos y es un recurso fácil. Pero es estéril. Más aún, con frecuencia agrava los problemas".
Domingo Martínez Madrid