Si tuviera un pelín de honor, Mariano Rajoy hubiera esperado a pie de pista a Ángel Carromero, y le hubiera dado un abrazo ante las cámaras de TV. A continuación, Rajoy habría acompañado a la cárcel a Carromero, en coche oficial, y le hubiera escoltado hasta la misma puerta del penal.
Luego, si le quedara, no ya honor, sino vergüenza torera se habría vuelto a Moncloa y habría firmado el indulto para que Carromero, no sólo no esté en la calle sino que camine por las calles de Madrid con la cabeza bien alta.
Y poco me importa que haya que respetar los trámites judiciales o lo que se haya prometido a los tiranos de La Habana para que liberaran al secuestrado Carromero. La familia de Oswaldo Payá, desde luego, lo habría aplaudido.
Finalmente, habría convocado una rueda de prensa para concretar la nueva política del Gobierno de España respecto a la Dictadura castrista, comenzando por instalar en Madrid un Junta en el exilio para la Transición en Cuba. Eso sí que debería financiarlo España. (Leer más)
Y si Rajoy no fuera tan cobardón, no habría hecho el ridículo como lo está haciendo con el adorador de la madre tierra y aplasta-huevos (no, no es una maledicencia, fue lo que hizo Evo Morales durante un partido de fútbol con un defensa cuyas técnicas no eran de su agrado) Evo Morales, quien ha nacionalizado las filiales de Iberdrola en aquel país. Ya hizo lo mismo con Red Eléctrica y, ojo, porque ahora queda Repsol, la energética con mayor presencia en el país sudamericano.
Hace escasamente dos semanas, el amante de la coca y la diosa Madre Tierra, presidente Evo, era recibido en Moncloa y un solicito Rajoy le aseguraba que la ayuda al desarrollo española en Bolivia se mantendría e incluso se plantearía incrementarse en estos tiempos de crisis. ¿Por qué lo hizo?
A España le toman el pelo en el mundo. Ceder ante tiranos y aprendices de tiranos trae estas consecuencias.
Pero lo más grave de todo son los correos que llegan a Hispanidad por Internet. Varios de ellos, afortunadamente pocos, lanzaban vítores al cantamañanas boliviano quien, por fin, había metido en vereda la empresa española Iberdrola. Este es el problema de España: el cainismo. Si no respetas a los tuyos, ¿cómo esperas que los otros te respeten?
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com