Es la historia de la conversión de un joven policía de 25 años. Hoy día, acostumbrados a las pesimistas encuestas sobre el pasotismo entre los jóvenes, se descubre que hay otros menos que ponen a Cristo en su Vida. Cosas de las modas.
Sr. Director:
Nicolás Fernández, un joven neoyorkino, de 25 años, que aunque nacido en Staten Island, es hijo de padre español y madre irlandesa y, -que según sus compañeros- reunía todas las cualidades de un buen policía, cambia el uniforme por la sotana.
Ha decidido iniciar sus estudios en el seminario Saint Joseph de Yokers, después de llevar dos años sirviendo como un buen profesional, en la que tenía una prometedora carrera en este cuerpo.
Dice el joven seminarista que cuando era policía, la gente acudía a él a presentarle sus problemas por el uniforme que tenía puesto. "Ahora, lo harán porque tendré una sotana de sacerdote". "En mis labores cotidianas he descubierto que necesito armas muy distintas para aliviar las almas turbulentas".
"Para los miles de asesinatos, suicidios, homicidios y situaciones nacionales en las que los niños están siendo abandonados o víctimas de maltratos en sus hogares a causa de las drogas, nunca tuve solución como policía, necesito un cambio interior, un cambio en el corazón y para eso, es necesario ser sacerdote".
"En las enseñanzas de Juan Pablo II y la visita de Benedicto XVI a Nueva York, ha sido el motivo final, por el que he cambiado mi carrera".
Cuando la mayoría de las encuestas reflejan que existe una juventud volcada en la comodidad y el pasotismo, siempre hay otra juventud que sabe comprometerse con los problemas de la sociedad y ponen a Jesucristo en el centro de sus vidas porque han descubierto que es lo más importante para ellos y para hacer el bien a los demás.
Elena Baeza
bzvile@gmail.com