El desastre de la plataforma petrolera en el Golfo de México ha provocado una importante caída de la propietaria, BP. La multinacional toca los mínimos de 7 meses en bolsa tras calcularse que bajo tierra puede haber 380 millones de toneladas de petróleo. El propio Obama ha advertido que BP tendrá que pagar los daños ocasionados, con el consiguiente problema para la petrolera, puesto que las aseguradoras no servirán de mucho para la cantidad de pleitos que le van a llover.
Eso sí, BP ya ha encontrado a quien echar la culpa: Halliburton, la compañía encargada del proyecto y la construcción de la infraestructura para la extracción del crudo. De esa forma, BP no sólo trata de deshacerse de la responsabilidad, sino que pone sobre la mesa a un enemigo político, ya que Halliburton es propiedad de Dick Chenney, ex vicepresidente de George Bush.
La imagen y la política no son un asunto menor en esta catástrofe. Recordemos que el actual presidente de los Estados Unidos se ha presentado siempre como un líder verde, partidario de las energías renovables. Sin embargo, Obama levantó hace un mes la moratoria para la construcción de plataformas offshore (mar adentro) en la costa atlántica, una moratoria basada en la peligrosidad de las mismas.