Mt 2, 1-12. Cuando nació Jesús en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: ¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo.
El evangelio según san Mateo nos habla aquí claramente como el nacimiento del Hijo de Dios es un acontecimiento de interés para esos sabios de Oriente que según estudios puede tratarse de Persia y la Arabia de entonces, es decir, la venida del Mesías es tema de interés no solo para Occidente sino también para Oriente a través de sabios como lo fueron los magos que vinieron a ofrecerle oro, incienso y mirra para honrarle.
Conocido fue el amor del Papa Juan Pablo II por los judíos a quienes llamó nuestros hermanos mayores porque lo son en la religión. Religión la católica de origen judeo-cristiana, nunca de origen en el desierto pues las tierras que Abraham heredó hace mas de cuatro mil años eran fértiles que con el pasar de los siglos se fueron erosionando. Israel se convirtió en una nación en el año 1312 a. de C., es decir, dos mil años antes de que surgiese el Islam. Desde la conquista judía, que tuvo lugar en el año 1272 a. de C., los judíos han disfrutado el dominio sobre la tierra durante mil años, que ha contado con una presencia continuada en la tierra durante los últimos 3.300 años.
El Islam aparece con Mahoma 613 años después de Cristo en las inmediaciones del desierto. De manera que el judaísmo y el islamismo no son culturas iguales ni culturas hermanas. Los problemas que pueda haber entre israelíes y musulmanes le conciernen a ellos pero son tema de preocupación del Papa y de muchos intereses en Occidente, no podemos en este mundo globalizado, sustraernos del todo a la problemática de Oriente Medio.
Europa no puede permanecer indiferente a ello. Mucho menos América.
Marcela Tamayo