Bajan ROE y ROA y empeora la eficiencia. 470 millones de euros para prejubilar a 800 trabajadores mientras el banco continúa externalizando empleo

La tasa de mora se dispara. El mercado sigue sin creer en FG: la capitalización se derrumba un 30% en seis meses. Según el consejero delegado, José Ignacio Goirigolzarri, ya han aflorado los grandes agujeros bancarios de la crisis   Un refrán italiano asegura que está bien fiarse pero es mejor no fiarse. Quizás por ello, aunque el consejero delegado del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA), José Ignacio Goirigolzarri, quien presentaba, en la mañana del lunes 28, los resultados del Grupo correspondientes al primer semestre del ejercicio, aseguraba que los agujeros bancarios ya habían tocado fondo y que ni podía entender cómo la bolsa les maltrataba tanto... el mercado les ha vuelto a castigar. Con el IBEX plano, tras presentar resultados a la CNMV, a los analistas y a los periodistas, la acción caía un 1,6%, una de las más castigadas de todo el parqué.

Algo de razón tiene, desde luego, si consideramos que cuando Francisco González (FG) expulsó con malas artes a Emilio Ybarra –más tarde indultado por los tribunales- y se quedó como presidente único del banco, la acción del BBVA valía 14,2 euros por acción, mientras la de su principal competidor, el Santander, estaba en 9,8 euros. Hoy, los títulos de Botín cuestan 12,2 por 11,8 los de FG. Entonces el BBVA valía más que el Santander: hoy el grupo cántabro tiene una capitalización de 76.114 millones de euros, frente a los 44.488 del BBVA. En seis meses, la cotización del BBVA ha caído un 30%. Está claro que a la Bolsa no le gusta el ex corredor de Bolsa Francisco González, al menos, su modo de hacer banca.

Pero esto no es lo peor. Lo peor es que el BBVA está sufriendo la crisis de forma dura. Miren los resultados: todos los cocientes de solvencia y rentabilidad se derrumban. Entre el 30 de junio de 2007 y la misma fecha del presente año (se supone que la crisis comenzó en agosto del pasado año) la rentabilidad sobre recursos propios del BBVA ha pasado del 36 al 26%, mientras la rentabilidad sobre activos (ROA) desciende desde el 1,45 al 1,28. Sin operaciones singulares, la caída no es tan abrumadora, pero, aún así, el ROE pasa del 31,5 al 25,3 mientras el ROA cae desde el 1,28 al 125.

Más: la eficiencia empeora en un año, desde el 35,2 al 36,2. En esa condiciones, aún resulta más difícil de entender que Francisco González se gaste 470 millones de euros en prejubilar (hablamos de un sólo semestre) a 750 trabajadores veteranos, dentro de su obsesión pro que en la plantilla del BBVA no figure nadie que haya cumplido los 50 años (con la excepción de él, claro está, que tiene 63). Y es que los veteranos son menos sumisos que los jóvenes. Por cierto, no hagan la división que es cifra bruta y el banco se niega a reconocer cuántos son los prejubilados y en qué condiciones concretas. Y encima dice Goirigolzarri que la sangría de prejubilaciones va a continuar. Al parecer, la experiencia no cotiza en Bolsa. ¿O sí?

Por si todo ello no bastara, el BBVA se ha convertido en uno de los grandes externalizadores de empleo, palabro largo que significa precarización del empleo, especialmente con empresas fiduciarias –especialmente las ubicadas en Málaga- que realizan tareas antes, y aún ahora, encargadas a trabajadores en plantilla del BBVA.

No sólo eso, sino que al mora, en consolidado, se dispara, al pasar del 0,86 al 1,15, aunque Goirigolzarri asegura que nunca alcanzará el 2%, porcentaje a partir del cual comienza a considerarse preocupante.

En resumen, FG lleva siete años viviendo de la grasa que dos grandes grupos le dejaron en herencia en 2001. Ahora, con la primera crisis afrontada por el presidente único del BBVA.