El pasado fin de semana, los empresarios españoles en Cuba manifestaron públicamente su voluntad de que el Gobierno español "flexibilizara" sus relaciones con el régimen castrista. De esta forma, los empresarios avalan el cambio de postura del Ejecutivo español que, por cierto, cuenta con la absoluta negativa holandesa que preside el semestre europeo y del canciller alemán, Gerhard Schröder. Como se pueden imaginar, la noticia del apoyo de los empresarios al Gobierno Zetapé la dio el diario independiente de la mañana y dependiente del capital.

Los empresarios españoles en Cuba quieren desvincular las relaciones económicas y el buen hacer empresarial de los derechos humanos. "Son consideraciones muy respetables, pero, sin duda, deben tener otro tratamiento", defienden. "Para ser empresario no es imprescindible tener conciencia social, ni siquiera moral. Lo inteligente es tener cierta dosis de inteligencia y previsión", añaden.

El comentario no ha gustado nada a la disidencia cubana en la isla. Ni tampoco a la del exilio. Para el residente en España, Carlos Payá, hermano del presidente del Movimiento Cristiano de Liberación de Cuba, Oswaldo Payá, los empresarios españoles han mantenido relaciones de complicidad con el mecanismo represivo del régimen y con el turismo sexual. "El desvincular los objetivos económicos de las consideraciones humanas es una actitud miserable e indigna que ofende a la mayoría de los empresarios españoles, que son gente de bien", señala Carlos Payá a Hispanidad.com

Payá se pregunta si habría sido criticado el trato comercial con la Sudáfrica del apartheid o con la dictadura de Pinochet. "Lo que hoy creen que están poniendo un pie para el futuro en Cuba, deben saber que ese pie lo tiene sobre el cuello de los cubanos y que demuestran muy poca previsión, salvo que sean unos simples aprovechados de las desventuras de un pueblo", concluye el líder de la disidencia cubana en España.