Las entidades gallegas (Caixa Nova, Caixa Galicia y Banco Pastor) ¿son suficientemente fuertes o necesitarán la intervención del Estado?, le preguntaba Hispanidad a Anxo Quintana en la mañana de este miércoles. Nadie puede decir me valgo por mí sólo, comenzaba su respuesta el cabeza de lista del BNG a las elecciones gallegas. En su opinión, la colaboración es buena, señalaba antes de insistir en que las empresas y las instituciones deberían tener objetivos comunes y trabajar con complicidad para alcanzarlos.
Quintana, que actualmente es vicepresidente de la Xunta de Galicia, no desaprovechó la oportunidad para proponer una nueva ley de cajas en Galicia en la que lo más relevante no sería que la el Ejecutivo autonómico controle el consejo de administración. Claro que no haría falta porque, según el candidato del BNG, los Gobiernos decidirán la política económica y las cajas serán el instrumento para ejecutarla. El fomento de la economía productiva y los mecanismos de financiación deben ser el eje central de las cajas. ¿Suena fuerte? Quintana lo encuentra lógico porque el modelo dejaba hasta ahora al mercado total libertad y el resultado de esa estrategia ha resultado un rotundo fracaso. Por eso, el Gobierno (autonómico) debe marcar hasta dónde y hasta dónde no se puede hacer, señala.
El vicepresidente gallego criticó que los flujos de dinero hacia las entidades financieras no hayan conseguido paliar la falta de crédito. Algo similar en su opinión a lo que ocurre con Citroën, amenazada por un ERE: No podemos contribuir con fondos públicos a cuadrar las cuentas de resultados, sino a mantener empleos, afirmó en referencia a una situación en la que las ayudas de la Administración sólo llevan a nuevas amenazas de despidos.