La fusión entre Mediapro-La Sexta y A-3 TV, del grupo Planeta no se hará pública hasta que se cierre la refinanciación de la deuda de Mediapro con los bancos, adelantada por Hispanidad. Por el sindicato de bancos acreedores ya ha dado el visto bueno a Jaume Roures, número uno de Mediapro, para una carencia de capital e intereses hasta 2013, donde deberá pagar toda la deuda de una sola vez. Además, Mediapro intenta un acuerdo con PRISA sobre los derechos del fútbol o una resolución judicial en su favor, parte fundamental para levantar el concurso de acreedores de Mediaproducción SL, tenedora de los derechos de retrasmisión deportiva del grupo que lideran el precitado Jaume Roures y Tatxo Benet.
En cualquier caso, La Sexta ya ha llegado a un preacuerdo en las cuestiones fundamentales: de los ocho canales que suman A-3 TV y La Sexta, seis serán administrados por Planeta y dos por La Sexta. De esta forma, José Miguel Contreras y Miguel Barroso -conocidos como Los Migueles- principales asesores de imagen de Rodríguez Zapatero al llegar al poder en 2004, labor en la que persisten desde un segundo plano, podrán seguir controlando una información pro-gubernamental hasta las próximas elecciones generales, que se supone tendrán lugar en 2012. Además, de esta forma, Mediapro-La Sexta, el grupo más zapaterista de todos los multimedia, creado merced a la graciosa concesión del último canal analógico, realizada por ZP a sus amigos, no aparecerá ante el sector como un fracaso empresarial.
Público y otros diarios locales no entran en el acuerdo porque no son propiedad de la Sexta, sino de Mediapro.
Además, a través de los dos canales que se reserva, La Sexta podrá seguir ejerciendo su periodismo anticristiano y blasfemo, con el Gran Wyoming por bandera. El programa El Intermedio se ha especializado en denigrar al Papa y en montajes sacrílegos sobre los católicos como el del cardenal Rouco Varela comulgando sobre el altar con un bocadillo de chorizo.
Eso sí, la gestión del Grupo la llevará Planeta (a la espera de confirmación, José Manuel Lara controlará el 80%) y Mediapro podrá seguir explotando sus derechos de retrasmisión y sus contenidos en mayor número de canales y Planeta aumentará su poder. El esquema es muy similar al de la fusión entre Silvio Berlusconi y Cuatro, donde PRISA se queda con un 18% del capital de la resultante y control sobre dos de los ocho canales.
De esta forma, el oligopolio televisivo se aproxima al monopolio. La historia reciente de la TV en España puede resumirse así: la digitalización permitía que los cuatro canales existentes pasarán a cuarenta (contando los concedidos al TV pública). Podía y debía aumentar el pluralismo, pero Zapatero prefirió concedérselos, en su totalidad, al oligopolio de los grandes multimedia, formado por PRISA, Berlusconi, Planeta, Vocento, Rizzoli y (tras darles entrada en el analógico), Mediapro-La Sexta. En otras palabras, se concedieron los canales a los propietarios de cinco de los seis diarios de información nacional: El País, El Mundo, ABC, La Razón, Público más Berlusconi. A los de siempre. Las repercusiones de ese favor político al oligopolio en el sector que nos ocupa, el televisivo, son de todos conocidas: con las excepciones que se quieran, lo que impera en España es la telebasura. De derechas o de izquierdas -por lo general progubernamental- pero, en cualquier caso, telebasura.
Vamos, que hay más canales pero siguen en manos del oligopolio. Y cuando todavía no se han puesto en marcha todas las programaciones concedidas por el Gobierno, resulta que ya hay una fusión firmada (Tele 5 y Cuatro) y otra a punto de caramelo (A-3 TV y La Sexta). Es decir, que corremos el riesgo de pasar de la etapa de lo políticamente correcto al pensamiento único; el oligopolio camina hacia el monopolio.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com
