El presidente de Telefónica, César Alierta, ha interpuesto una denuncia ante la Fiscalía General del Estado por las declaraciones realizadas por el abogado José María Davó al semanario Época. El presidente Alierta solicita a la Fiscalía la comprobación de las afirmaciones realizadas por el promotor y dirigente de Auge, que, en su momento, demandara al sobrino de César Alierta, Luis Javier Placer,y a la propia esposa de Alierta, Cristina Placer, por un presunto delito de información confidencial.

Muy comentadas han sido las declaraciones de Davó, que, según la autora y la revista Época, están grabadas y las cintas a disposición de la autoridad judicial. En ellas, Davó da a entender con claridad que la demanda contra Alierta ha sido para obtener "10 millones de pesetas" (600.000 euros). Al mismo tiempo, el abogado valenciano no tiene ningún reparo en manifestar que el diario El Mundo, denunciante periodístico del presunto escándalo, le animaba a seguir adelante y a seguir recurriendo ante la justicia, amén de que le hacía objeto de confidencias sobre el caso. 

Es más, el semanario Época salía a la calle el pasado viernes 13. Pues bien, en la tarde de ese día, Davó emite un comunicado en el que niega conocer a la periodista y aporta una prueba: Lo que cuenta Época es tan falso que nadie se ha querellado contra mí. Pues bien, por el momento tiene una denuncia que bien podría acabar en querella, si la Fiscalía investiga los hechos y da por buena la información del semanario. Algo que bien podría ocurrir, dado que la periodista autora del trabajo, Eugenia H. Viñes, afirma que posee cuatro horas de grabación, producto de dos encuentros con Davó en un restaurante valenciano, con los correspondientes testimonios de camareros y otros testigos de sendos encuentros. Es más, la periodista afirma que, en ningún momento, ocultó su condición de periodista y que advirtió a Davó de que iba a grabar la conversión colocando el magnetofón sobre la mesa. Incluso, cuenta que el abogado le respondió: "Es que como no me grabes, yo no hablo".

En resumen, Davó exigía una querella como prueba y ya se ha encontrado con una demanda. Eso sí, presentada a título personal por César Alierta y no por la compañía Telefónica, dado que la acusación se refiere a una presunta utilización de información confidencial por parte de su sobrino, con acciones de Tabacalera cuando Alierta presidía esta compañía.

Al fondo, naturalmente, está la relación de El Mundo con Davó y la sospecha, que se convertiría en evidencia si la Fiscalía confirma la veracidad de las declaraciones, de que el diario El Mundo de Pedro J. Ramírez habría utilizado a una asociación de accionistas, y de paso al sistema judicial, para cobrarse una nueva pieza: el cese o dimisión del presidente de Telefónica. No hay que olvidar que fue el diario El Mundo quien animó el cese del ex presidente de la operadora Juan Villalonga. O dicho de otra forma, no estamos hablando ni del caso Davó ni del caso César Alierta, sino del caso Pedro J. Ramírez. Con ello quedaría en entredicho una forma de hacer periodismo y, lo que también es importante, una utilización espúrea de las asociaciones de accionistas, una asignatura pendiente de la economía española. De hecho, algunos socios de Auge están que trinan contra las actividades de Davó.