El vicepresidente económico de Zapatero plantea una estrategia continuista
En la mañana del martes 20, en el más espacioso salón del Hotel Ritz de Madrid, no cabía un alfiler. Eso sí, cuando el responsable económico del Gobierno Zapatero empezó a desgranar su vademécum de ideas, comenzó a cundir el pánico. La oratoria de Solbes (su discurso, no él) es lo que Jorge Luis Borges calificaría como de una "sosegada idiotez". Así que, entre el auditorio, diez minutos después, comenzaron a verse todo tipo de gestos: estos bostezaban, esos cabeceaban, aquellos consultaban sus relojes y aun había quien, no sólo miraba, sino que agitaba su cronómetro temeroso de que se hubiera detenido.
Porque lo que Solbes expuso era como una copia de Rato, precisamente cuatro días después de que el actual vicepresidente hubiera crucificado a su antecesor acusándole de manipular las cifras del déficit público, precisamente ahora, cuando sabe que Rato, en tanto que director gerente del FMI, no puede responderle… "en clave política y con acidez política".
Pues bien. Solbes apuesta por la "estabilidad presupuestaria", como eje de su política económica. Es decir, hemos pasado del déficit cero a la estabilidad presupuestaria: el objetivo es el mismo, sólo cambia el nombre. A partir de ahí, si se quiere acusar al anterior Gobierno de la herencia recibida, o si, por el contrario, se quieren destacar los propios méritos, lo único que hace falta es periodificar de forma conveniente.
Es más, utilizando la misma técnica del fallecido Emilio Botín López, que gustaba afirmar cosas tales como "los banqueros se han equivocado", Solbes afirmó que "los políticos piensan que si cuando hay dinero tampoco se puede gastar, cuándo se puede gastar el dinero".
La misma vaguedad para definir su segundo objetivo, la productividad, e incluso alguien tuvo que recordarle que la productividad no puede centrarse en salarios bajos. Y cuando se le preguntó por el apoyo público a la investigación, simplemente cambió de tema. Hay que recordar que Europa invierte un 3% de su PIB en i D mientras que España se queda en el 1,7%. Al mismo tiempo, tampoco dio solución alguna para evitar la deslocalización. Según Solbes, el caso alemán es distinto al español, dado que los germanos son vecinos de los nuevos países ingresados en
Quizás el único concepto distinto barajado pro Solbes fue el de que España debe especializarse en la exportación de productos diferenciados, que presten al mundo la calidad de la marca "España", pero tampoco aludió a algún tipo de promoción pública de esos productos españoles diferenciados.
Ni programa ni mucha filosofía. En el Ritz, Solbes explicó que Estados Unidos crece a un mayor ritmo que Europa porque nuestros mercados son menos flexibles (en Estados Unidos existe el despido libre, las movilidades geográfica y funcional plenas, etc.), pero que Europa tiene un mayor potencial de crecimiento porque, desde el 11-S, Estados Unidos ha pasado de un superávit fiscal de 1 punto a un déficit de 5 sobre el PIB.
En definitiva, la reacción de los directivos a la intervención de Solbes no pudo ser menos entusiasta, para muchos de los consultados por Hispanidad, Solbes había practicado un discurso vacío, y la idea predominante es que el rumbo económico del PSOE continúa siendo una incógnita, a lo que habría que unir la sospecha de que el vicepresidente no controla la política económica y está siempre en perpetuo enfrentamiento con otros ministros del área, supuestos subordinados suyos.
Dicho de otra forma, la desconfianza se empieza a imponer en