Todo ello, sin abandonar el Tripartito catalán ni el Tripartito vasco. Se trata de lograr el socio-nacionalismo con una capa eco-comunista. Los migueles coinciden esta vez con Rubalcaba, con De la Vega y con Pepiño Blanco: la alianza con nacionalistas radicales no sirve: hay que buscar a CIU, PNV y Nafarroa Bai
Para entendernos, la idea del Tripartito no es de Zapatero. La inició Pascual Maragall en 2003, como único medio de lograr la Presidencia de la Generalitat y arrebatarle la primacía a CIU. Por tanto, el Tripartito es una idea de los socialistas catalanes, pergeñada a la medida del mapa parlamentario catalán. Había que unir socialismo, ecologismo nostálgico y nacionalismo. De éstos últimos, se eligió a los radicales independentistas por la sencilla razón de que el enemigo a batir entonces era el nacionalismo moderado de CIU, pero no es el socio ideal en Madrid. De hecho, cuando ZP pretende cambiar a ERC por CIU sólo las ambiciones personales de José Montilla, que se siente engañado por su jefe de filas, dan al traste con el pacto de sangre entre ZP y Artur Mas.
Lo que ocurre es que el experimento catalán tuvo un éxito tremendo, un verdadero descubrimiento para un hombre sin ninguna cultura política ni histórica, como es Zapatero. Y lo mismo piensan todos sus próximos, desde Los Migueles (Miguel Barroso y José Miguel Contreras), a la vicepresidenta primera, Teresa Fernández de la Vega, pasando por el ministro del Interior Rubalcaba y el propio Pepiño Blanco. Todo ello proporciona a Zapatero una sensación de consenso irrefutable. Se hace necesario crear el Tripartito catalán –en cuanto se pueda con CIU, no con ERC-, el Tripartito vasco, o alianza entre el PSOE, el PNV y Esker Batua, y el Tripartito Navarro, donde figurarían todo el entramado nacional-socio-verde-comunista (ellos prefieren llamarse simplemente progresistas) de Nafarroa Bai, junto al PSN.
Y Navarra es esencial. Una población reducida, sí, pero que supone la mejor cesión a ETA. No mañana, no pasado mañana, sino a través de la conquista de la Diputación Foral, regida por el socio-nacionalismo y, a partir de ahí, llegar al punto donde los empadronados partidarios de algún tipo de ente de coordinación vasco-navarro superen a los foralistas… y españolistas. Ese será el momento de pasar a mayores, por ejemplo, de convocar un referéndum. Mientras tanto, los socialistas navarros pueden juramentarse por la foralidad y De la Vega puede repetir que la "única verdad" es que "Navarra será lo que quieran los navarros".
Pero ojo, los nacionalistas radicales no sirven, porque detraen a votantes socialistas del resto de España. El objetivo del Zapatismo es el nacionalismo moderado, CIU, PNV y Nafarroa Bai, y, dentro de estos partidos, elementos como Josu Jon Imaz o Artur Mas. Y en esto están de acuerdo todos los fontaneros de Moncloa, todas las sensibilidades socialistas. Es el camino, Otra cosa es que se logre.