Hasta las elecciones municipales y autonómicas de mayo, aquí no se mueve nadie. En España se han instalado poco más de 2.000 antenas de tercera generación, UMTS. Se necesitan un mínimo de 30.000, y el Gobierno ya ha impuesto una tasa que las compañías de móviles tendrán que abonar a los ayuntamientos, encargados de conceder las licencias.

Pues bien, es igual, siguen sin concederlas. La razón es bien simple: con la mala fama que tienen las antenas, tras ser utilizadas como instrumento de demagogia política, ningún municipio quiere conceder licencias hasta pasado mayo. En pocas palabras, la UMTS llegará a España dentro de dos años.