Se han cumplido diez años del mayor atentado terrorista que ha sufrido nuestro país.
A pesar de que hay una sentencia judicial, los motivos no están definidos. No está demostrado ni el móvil ni sus autores intelectuales. Y es que el hecho de que los atentados fueran cometidos tres días antes de unas elecciones generales provocó un giro al interpretarse la tragedia como una venganza por la guerra de Irak.
La historia es conocida: el PSOE, que había generado una enorme tensión durante la jornada de reflexión, ganó las elecciones, y en lugar de buscar el consenso en un momento de trauma nacional, llevó a cabo un programa de ruptura que radicalizó la vida política y social.
Aún vivimos las secuelas de aquel cambio dramático, pero aunque las diferencias ideológicas impiden todavía los necesarios acuerdos en políticas de Estado, España está solidariamente unida, se ha demostrado estos días, en el recuerdo a las víctimas inocentes de un terrorismo fanático, convertido en la peor lacra a la que se enfrenta nuestra civilización.
J. D. Mez