- Es lo que afirma la Guía educativa del Gobierno madrileño del Partido Popular.
- Además, se condena a cualquiera que pretenda que un homosexual vuelva a la heterosexualidad.
- Ni tan siquiera mediante el diálogo.
- Es decir, el gobierno de la Comunidad de Madrid condena a la Iglesia, al conjunto de las religiones…
- …y a la casi totalidad de las culturas y civilizaciones que han existido.
- Con esa guía, Cifuentes pretende acongojar a los católicos.
- Y lo hace con un escarmiento contra el Colegio Juan Pablo II, que se ha opuesto a su imposición.
- Lo que está haciendo es amenazarle con retirarle el concierto y que tengan que cerrar por quiebra.
- Como si el dinero de los conciertos fuera propiedad de Cristina Cifuentes.
Homosexualismo 'made in' Cristina Cifuentes: "
el sexo de cada uno puede coincidir o no con el de su nacimiento". ¿
Y el color de los ojos también? ¿Y la raza? ¿Y la estatura? ¿Y la nacionalidad? ¿Y el tamaño de la cuenta corriente?
Parece una broma pero eso es lo que dice la
Guía elaborada por el Gobierno popular de la Comunidad de Madrid, que lidera la popular
Cristina Cifuentes, y que corre paralela a las
dos leyes autonómicas sobre identidad de género aprobadas por unanimidad de Asamblea de Madrid y de la que a lideresa madrileña, aspirante a suceder a
Mariano Rajoy, se siente tan orgullosa. La misma que según los obispos de Alcalá y Getafe atenta contra la
libertad religiosa, la libertad de enseñanza y la libertad de cátedra.
Es la obsesión por dar razón de nuestra propia existencia, como
si el hombre se hubiese creado a sí mismo. Años atrás, a esta salida de pata de banco se le llamaba soberbia pero hoy se conoce con el hombre de diversidad.
Atención a la precitada guía educativa de Cifuentes, que vienen curvas. Ella lo hace por una mejor "convivencia" en las aulas.
Sin coñas, aquí están las pruebas. Por ejemplo, según la guía "
la identidad sexual o de género se construye a lo largo de la vida, configurándose mediante el autoconcepto y por la percepción de las personas del entorno sobre la misma, y puede ser ya estable en la primera infancia". Es decir, que el sexo -como la estatura- no nos viene dado al nacer sino que lo decidimos nosotros, a veces desde la primera infancia. Y con guías escolares como las de la Comunidad de Madrid y
es muy posible que así ocurra. En cuanto reciban un par de clases del
lobby gay de seguro que los niños/as, que no son ni niños ni 'as',
decidirán si son hombres o mujeres.
En cuanto a la pedantería del 'autoconcepto', lo dejo a disposición del lector.
Además,
se condena a quien intente que un homosexual deje de serlo. Es decir, se condena a tantos padres educadores, sacerdotes,
a todo aquel que quiera responder a la verdad palmaria de que hay hombres y mujeres… y de que se nace hombre o se nace mujer. O sea,
lo de aquel niño petardo de Poli de guardería: "Los niños tienen pene y las niñas vagina".
Se condena a la Iglesia, a todas las religiones…
y a todas las culturas y civilizaciones desde que le mundo es mundo. Que por algo
Sodoma dio nombre a la sodomía.
Y ojo con esta otra perla de la
Guía Cifuentes: la identidad sexual o de género consiste en que "
el sexo es autopercibido por cada persona, sin que deba ser acreditado ni determinado mediante informe psicológico o médico, pudiendo corresponder o no con el sexo asignado en el momento del nacimiento, y pudiendo o no involucrar la modificación de la apariencia o la función corporal a través de medios farmacológicos, quirúrgicos o de otra índole, atendiendo a la voluntad de la persona".
Verbigracia. Hoy me parece que soy hombre, mañana mujer. Al otro marciano, etc., etc., etc.
Hay más:
con la normativa Cifuentes se condena a cualquiera que pretenda que un homosexual
vuelva a la heterosexualidad.
Ni tan siquiera mediante el diálogo.
Es decir,
el gobierno de la Comunidad de Madrid condena a la Iglesia, al conjunto de las religiones… y a la casi totalidad de las culturas y civilizaciones que han existido en el mundo a lo largo de la historia. Casi todas consideraban a la homosexualidad, no como una enfermedad, sino como una
perversión moral.
Con esa guía,
Cifuentes no pretende otra cosa que
acongojar a los católicos, además de usurpar a los padres la decisión de cómo se educa a sus hijos. Insisto,
no hablamos de Podemos ni del PSOE, aunque han aplaudido con entusiasmo la progresista normativa Cifuentes: hablamos del
Partido Popular, la mayoría de cuyos dirigentes se dicen católicos.
Y lo más grave es que
Cifuentes ejecuta esta normativa por la fuerza, con un escarmiento contra el
Colegio Juan Pablo II, de Alcorcón, porque ha tenido la suficiente valentía como para plantarle cara y asegurar que
no va a aplicar la normativa Cifuentes porque lo considera una intromisión en su ideario y en el derecho de los padres a decidir cómo educan a sus hijos.
Lo que en el fondo está haciendo es amenazarle con
retirarle el concierto y que tengan que cerrar por
insolvencia económica (ahora denominada asfixia financiera, que suena mucho más fino). Como si el dinero de los
conciertos escolares fuera propiedad de
Cristina Cifuentes.
Lo que sorprende es que
otros colegios, seguramente por miedo, no reaccionen contra la tiranía de Cifuentes. Y
sorprende que no lo haga la jerarquía católica porque, al final, lo que busca Cifuentes es precisamente eso:
finiquitar la enseñanza católica. Eso sí, por la muy progresista vía de la
ideología de género. Sí, es verdad que lo han hecho
Escuelas Católicas (colegios propiedad de órdenes religiosas) y la CECE, los laicos. Pero echo en falta un mayor entusiasmo, un mayor apoyo al
Colegio Juan Pablo II y un enfrentamiento más directo con Cifuentes, que pretende conculcar la libertad de enseñanza, uno de los principios no negociables para un católico.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com