A 30 de septiembre, la rentabilidad de los recursos propios de la banca española sigue siendo negativa, aunque mejora desde el -7,46 al -2,51%, según las estadísticas que ha hecho públicas el Banco de España en la mañana del miércoles día 20. 

Es decir, que seguimos haciendo cierto aquello de que "el negocio bancario ya no es negocio". Dejó de serlo en 2016 cuando el precio del dinero entró en fase negativa. Ahora ya se cobra por depositar en una entidad, aunque no te pagan cuando te conceden un crédito. En cualquier caso, el problema es que tipos por debajo del cero no son más que un contrasentido.

A partir de ahora, un lustro de desastre, la banca ha salvado el tipo a costa de enajenaciones, reducción de costes y comisiones.

Eso sí, el ratio de capital ha pasado, en un año, del 15,67 a 16,52%, ha mejorado. Ahora bien, si el termómetro que mide la solvencia bancaria no deja de mejorar, mientras la rentabilidad continúa en negativo, aunque haya mejorado, ¿seguro que el único criterio de solvencia bancaria debe ser el capital? 

Porque un buen banco es aquel que tiene rentabilidad, en concreto poca morosidad. Un banco con mucho capital tan sólo es un banco muy grande. Luego no se extrañen si viene otra crisis bancaria. ¿Cuando mejorará el sector? Cuando suba el precio del dinero. En el entretanto, despidos y cierre de oficinas.

El Banco de España también asegura que el cociente de préstamo dudosos desciende hasta el 2,52%. Es decir, que el problema de la banca española no es de gestión, tampoco de recesión general de la economía española. El problema es la política del Banco Central Europeo (BCE) y de todo Occidente donde la economía ya no consiste en producir bienes y servicios sino en producir dinero.