Liquidación por desesperación... salvo productos anti-Covid
La más famosa tienda de souvenirs de Madrid, probablemente de toda España, la del Teatro Real, se ha apuntado al movimiento "Liquidación por desesperación". Vamos, que echa el cierre vendiendo sus artículos al 50%. Eso sí, con la excepción de los artículos anti-Covid, curioso sarcasmo que significa eso: que sólo se venden los instrumentos, presuntamente útiles, contra el Covid, generalmente fabricados en China, que fue al que inventó el virus. Perdón de donde surgió el virus por razones estrictamente zoológicas.
Para entendernos, estamos viviendo una crisis de demanda y de desgana. La gente no compra porque no tiene dinero para comprar y los que lo tienen, generalmente porque no lo han gastado, no tienen ninguna gana de comprar. Como decía aquel zapatero veterano: no abro los sábados, porque faltan ganas.
Necesitamos empleo, no las limosnas de los Picapiedra, de Pedro y Pablo
Pues bien, al consumidor europeo también le faltan ganas. Está obsesionado con que no le pille el virus, del que seguimos sin saber mucho y, por tanto, no estamos para muchas ganas.
Así que la economía española sólo se superará por dos vías: por parte de los gobernantes, con una política de crear empleo, aunque sea con empresa pública, aunque sea forzado, hasta conseguir un pleno empleo, así como evitando las limosnas estilo ingreso mínimo vital (IMV), aunque hay otros muchos subsidios, que lo único que consiguen es que la gente no esté dispuesta a doblarse el lomo por 900 euros cuando le dan lo mismo por no hace nada.
Por parte de los gobernados, con menos miedo al virus y un poquito más de alegría, también en el consumo, aprendiendo a convivir con el virus.
La mayor estupidez que podemos cometer es la del presidente de la Comunidad de Asturias, inefable Adrián Barbón: a menos contactos menos contagios... y menos vitalidad... y menos humanidad... y menos vida
La mayor estupidez que podemos cometer es la del presidente de la Comunidad de Asturias, inefable Adrián Barbón: a menos contactos menos contagios... y menos vitalidad... y menos humanidad... y menos vida.
Necesitamos empleo, no las limosnas de los Picapiedra, de Pedro y Pablo.
Y menos obsesión con el coronavirus que todos vamos a morir, de una cosa o de otra. Además, al virus hay que combatirlo, no esconderse de él.